Italia ha celebrado el domingo y el lunes, elecciones municipales en unos 500 municipios, incluida Roma, y de sus resultados cabe destacar tres cosas: la desafección de los ciudadanos, el tirón que mantiene el Partido Demócrata (PD) y el desmoronamiento del fenómeno Beppe Grillo (M5S), que no ha conseguido poner a ninguno de sus candidatos para dirigir alguno de los 563 municipios que escogían alcalde o nueva junta municipal.
Grillo, el hombre que se reía de la política, no ha podido mantener su «tirón». En febrero el movimiento Cinco Estrellas obtuvo en Roma el 27% de los votos, ahora su candidato Marcello De Vito, sólo ha alcanzado el 13%. Parece que su intención de no participar «activamente» en la vida política y negarse a pactar con el centro-izquierda le ha pasado factura demasiado pronto.
El Partido Demócrata, la formación de centro-izquierda liderada por los socialistas, ha aguantado su éxito electoral, a pesar de las luchas y múltiples divisiones internas.
Por último, uno de los datos más preocupantes, es la alta abstención registrada en los comicios, y más teniendo en cuenta la tradicional afluencia a las urnas de los italianos. Ha votado el 62% de los electores, frente al 77% de las anteriores elecciones locales. En la capital, esa cifra ha bajado hasta el 54%, casi un 21% menos que hace cinco años.
A parte de la desafección política, sí parece que los italianos le han dado un leve respiro a la coalición del primer ministro Enrico Letta. El Partido Democrático ha ganado en cinco de las 16 ciudades más grandes que acudieron a las urnas a votar. En segundo lugar se sitúa el Partido Pueblo de la Libertad (PDL) de Silvio Berlusconi. «Está claro que es bueno para Letta porque le da un par de meses para trabajar», explica Maurizio Pessato, vicepresidente del instituto de encuestas SWG, que recalca que «el movimiento de Grillo ha sufrido un revés».