En la segunda conferencia de donantes para Siria, el emir de Kuwait, jeque Jaber al Ahmad al Jaber al Sabah, se comprometió a aportar 500 millones de dólares, superando los 380 millones que había prometido el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry. Arabia Saudita y Qatar, dos monarquías de Medio Oriente ricas en petróleo, aportaron 60 millones de dólares cada una, mientras que Alemania contribuyó con 109 millones, pero todos quedaron muy atrás de Kuwait.
Además, organizaciones no gubernamentales e instituciones benéficas aportaron más de 400 millones de dólares en la conferencia, auspiciada por el gobierno kuwaití. El monto total recolectado superó los 2.400 millones de dólares. La cifra exacta será anunciada en breve, dijo el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Ban Ki-moon, quien expresó su satisfacción por los números. No obstante, no se alcanzó a reunir los 6.500 millones de dólares que había solicitado el foro mundial.
Consultado sobre ese déficit, la secretaria general adjunta de Asuntos Humanitarios, Valerie Amos, aclaró a periodistas que la cifra de 6.500 millones de dólares no era la meta en la conferencia de Kuwait. «Ese era el monto requerido para todo el año», añadió, calificando de «muy exitoso» el resultado de la conferencia.
En el encuentro de Kuwait se pintó un retrato catastrófico de Siria, donde 9,3 millones de personas, casi la mitad de la población del país, necesitan urgente ayuda humanitaria. Las últimas estadísticas son impactantes: más de dos millones de niñas y niños sirios no asisten a la escuela, dos de cada cinco hospitales ya no funcionan y casi la mitad de las ambulancias han sido robadas, incendiadas o dañadas.
Además, cerca de la mitad de los médicos se han visto obligados a abandonar el país, y crece la amenaza de la poliomielitis. «Algunas partes del país tienen apenas una hora de electricidad al día, y muchas personas no tienen acceso seguro a agua potable», dijo Ban a los donantes. El secretario general subrayó que cualquier recuperación política deberá ser construida sobre la base de una ayuda humanitaria sostenida.
La primera conferencia, celebrada en enero del año pasado también en Kuwait, recolectó 1.500 millones de dólares aportados por 43 donantes, incluyendo 300 millones ofrecidos por ese país del Golfo. Cerca del 90 por ciento de esas promesas se concretaron, dijo Amos en rueda de prensa. Esos fondos ayudaron el año pasado a proveer de agua potable a 10 millones de personas en Siria, y permitieron que organizaciones de salud prestaran servicios a más de 3,5 millones de sirios, entre ellos más de un millón de niños que recibieron vacunas, según la ONU.
Amos dijo a los donantes que, cuando visitó Siria hace casi dos años, solo un millón de personas necesitaban asistencia humanitaria. Ahora, se lamentó, suman 9,3 millones «casi la población de Chad, de Suecia o de Bolivia» y hay casi seis millones de desplazados. «El propio tejido social se ha destruido, y se ha arriesgado el sectarismo, con numerosos ejemplos de comunidades que son víctimas de ataques por su religión». La funcionaria dijo estar preocupada por los persistentes informes de personas que no tienen qué comer en algunas comunidades cercadas.
Por su parte, Kerry, tras anunciar su contribución de 380 millones de dólares, dijo a los donantes: «No pensamos que nuestra tarea, ni la de nadie aquí, sea simplemente firmar un cheque». El secretario de Estado acusó al régimen de Bashar al Assad de usar el hambre como arma de guerra y negar a los trabajadores humanitarios el acceso a las poblaciones civiles atrapadas en el fuego cruzado. «Si el régimen permite el acceso de inspectores de armas internacionales y de la ONU, seguramente puede hacer lo mismo para la asistencia humanitaria neutral», afirmó.
Desde que comenzó el conflicto, en marzo de 2011, Estados Unidos ha sido el mayor donante, aportando más de 1.700 millones de dólares en ayuda humanitaria. El portavoz de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Jens Laerke, explicó que parte de las donaciones se concedían bajo la condición de destinarse a atender emergencias específicas o a apoyar sectores o actividades determinadas.
Pero «algunos donantes prefieren dar dinero en forma más flexible, para que sus socios en la ayuda humanitaria puedan decidir dónde se necesita más», añadió Laerke. Además, explicó que «todos los fondos prometidos en la conferencia se destinarán a financiar acciones de ayuda en Siria o en países vecinos». En Jordania, Líbano, Turquía, Iraq y Egipto hay más de tres millones de refugiados sirios.
Laerke aclaró que siempre hay una demora entre el anuncio de la donación y la entrega efectiva de los fondos. Recordó que «en última instancia, depende del donante cumplir con esas promesas». Ban dijo en la conferencia que las familias sirias saben bien que la ayuda humanitaria puede salvar vidas, pero no resolver la crisis.
La ONU es uno de los auspiciantes de una conferencia internacional sobre el conflicto sirio que se realizará el 22 de este mes en la ciudad suiza de Montreaux, y que procurará reunir en la mesa de negociaciones a representantes del régimen de Al Assad y de la oposición. «Espero que marque el inicio de un proceso político, establezca un organismo de gobierno de transición con pleno poder ejecutivo y, lo más importante, ponga fin a la violencia», declaró Ban.