Cada cinco años, tras las elecciones europeas, empiezan las discusiones, el baile de nombres, los juegos de tronos y la pugna entre Estados miembros. Esta vez, sin embargo, ha habido pequeños cambios: la elección a Presidente del Ejecutivo comunitario se hizo teniendo en cuenta el resultado de las elecciones, y por lo tanto, los Veintiocho designaron a Jean-Claude Juncker. Pero en la UE hay otros puestos muy codiciados: el de la presidencia permanente del Consejo y el de Alto Representante de la Política Exterior, que previsiblemente se elijan en la reunión informal entre Jefes de Estado y de Gobierno que tendrá lugar el próximo miércoles en Bruselas.
Jean-Claude Juncker fue el candidato designado por los Estados miembros en la Cumbre de líderes europeos de finales de junio. Previsiblemente, la Eurocámara votará a favor del ex primer ministro luxemburgués y ex presidente del Eurogrupo, gracias al apoyo de liberales y populares y, posiblemente, socialdemócratas, aunque el grupo se mantiene dividido, según su líder Gianni Pittella. Pero el voto será secreto, así que las convicciones personales pueden primar sobre la lealtad al grupo.
Juncker, animal político y veterano entre los pasillos enmoquetados de las instituciones, se reunió la semana pasada con los grupos políticos de la Eurocámara que le hicieron preguntas sobre su pasado, presente y futuro. ¿Cuáles serán sus políticas? ¿Y la austeridad, la troika, el crecimiento?
Algunos partidos como la Izquierda Europea y los Verdes-Alianza Federal Europea ya han confirmado que no votarán a Juncker. «Yo no votaré a Juncker porque sus políticas se sitúan en el ala derecha y no defiendo esas ideas», confirmó Josep-Maria Terricabras, el eurodiputado de Esquerra Republicana de Catalunya, y presidente de Alianza Federal Europea, familia política unida a los Verdes.
Terricabras preguntó al candidato a presidir la Comisión si apoyaría la consulta soberanista que el Gobierno de Artur Mas pretende llevar a cabo el próximo 9 de noviembre. Juncker primero contestó que Cataluña es un asunto «que concierne a España». Para luego, tras la insistencia de Terricabras, soltar «uno no se convierte en miembro de la UE mediante el envío de una carta». En clara alusión a la misiva del Presidente la Generalitat al aún líder del Ejecutivo, José Manuel Barroso, para que apoye el derecho a decidir del pueblo catalán.
Juncker ahora no se quiere inmiscuir, y aunque acaricia el puesto, aún no le ha votado la Eurocámara. Mañana tendrá lugar la votación en Estrasburgo, en la que los eurodiputados, tras un debate, elegirán al sucesor de Barroso. Sin embargo, el luxemburgués sabe que no puede eternamente lavarse la manos, los debates nacionales en Escocia y Cataluña serán quizás un ligero dolor de cabeza para el nuevo Ejecutivo.
En menos de dos meses, Escocia tiene un referéndum en el que decidirá si, finalmente, se escinde del Reino Unido. De momento, las encuestas no son claras y parece haber un alto porcentaje de indecisos. Cataluña mira de reojo, lo que ocurre en tierras galesas a sabiendas que los casos no son paralelos. Pero Artur Mas y sus socios en el gobierno quieren pedir el 9 de noviembre a la población catalana que elija su futuro. La actual Comisión, mientras, repite como un mantra que es un debate nacional, pero que en caso de que Escocia y Catalunya se independicen quedarán automáticamente fuera de la UE.
Comisarios/as y otros puestos codiciados
Juncker aún no ha entrado en su futuro despacho pero ya tiene otros quebraderos de cabeza: la elección de los comisarios y/o comisarias. Hasta ahora son los Estados miembros los que proponen al presidente sus candidatos. De momento, once países ya han dado a conocer los nombres. Alemania, Chipre, Eslovaquia, España, Estonia, Finlandia, Hungría, Irlanda, Letonia, Lituania y Malta han presentado a sus posibles candidatos, todos de ellos hombres.
Sin embargo, en el caso de Irlanda la prensa local apunta a que haya un cambio a favor de Mairead McGuiness, eurodiputada popular. En la pasada legislatura tan sólo nueve mujeres fueron Comisarias, para evitar que vuelva a ocurrir, la Comisión de Igualdad de la Eurocámara ya ha avisado que si no hay suficientes mujeres en la institución, Estrasburgo rechazará al nuevo colegio de comisarios. Por ello, Juncker ha pedido a los Estados miembros que nominen a mujeres. De momento, dieciséis países aún no han presentado a ningún candidato.
Quien sí podría ser mujer es la Alta Representante de Política Exterior. La ministra italiana Federicca Mogherini, joven encargada de la cartera de exteriores del Gobierno de Mateo Renzi, cada vez suena más fuerte en las quinielas a suceder a la británica Catherine Ashton. Sin embargo, ha sido criticado por su edad -41 años-, y quizás por su falta de experiencia, ya que lleva en el cargo desde febrero, al suceder a la ex comisaria Emma Bonino.
No obstante, varios países, como Estonia, Letonia, Lituania y Polonia no están convencidos de que Mogherini sea la elegida para lidiar entre la UE y terceros países. La principal razón, según la prensa internacional, sería la tibieza de la italiana con Putin, que critican los países bálticos que desde la tensión entre Kiev y Moscú han pedido más mano dura contra Rusia.
Hasta ahora los nombres que más fuerte sonaban para el puesto eran el polaco Radoslaw Sikorski, que cayó en desgracia hará aproximadamente un mes a causa de un micrófono abierto en el que ninguneaba las relaciones entre su país y Estados Unidos. También el del sueco Carl Bildt, últimamente también en horas bajas por sus declaraciones sobre el referéndum en Escocia. Bildt afirmó que la «balcanización de las Islas británicas» provocaría «una reacción en cadena en el resto de Europa». Fuentes diplomáticas confirman que la búlgara Kristalina Georgieva, actual Comisaria de Cooperación Internacional, podría ser una figura que generaría el consenso entre los Veintiocho.
Por su parte, la elección a suceder al frente del Consejo Europeo a Herman Van Rompuy podría ser una negociación más dura. Desde hace tiempo, suena con fuerza la primera ministra danesa, Helle Thorning-Schmidt, socialdemócrata, por lo que habría balance entre los dos principales partidos. Conocida en las esferas europeas, y famosa en todo el mundo desde el popular «selfie» que se hizo con Obama y Cameron en el funeral de Nelson Mandela. Sin embargo, en su contra juega algo más. Dinamarca ha sido siempre tradicionalmente un país euroscéptico, no forma parte del euro y junto al Reino Unido es el único que tiene derecho a salir de la UE cuando quiera.
El país con la sirena más famosa, arrastra un pasado euroscéptico que podría jugar en contra de Thorne-Schmidt. En 1992, en plena ratificación del Tratado de Maastricht, el que llevaba a la Comunidad Europea ha convertirse de facto en una Unión que tendría moneda propia, la población dijo «no» al Tratado. Las alarmas se dispararon en la Comisión que entonces presidía el francés Jacques Delors. Tras una mejor campaña para persuadir a los daneses, el Tratado de Maastricht vio la luz. Sin embargo, Copenhague mantiene su moneda y no parece que quiera cambiar. En las reuniones del Eurogrupo, también participa la presidencia del Consejo, lo que jugaría más en contra de la candidatura de Thorne-Schmidt.
Los Jefes de Estado y de Gobierno se reunirán el próximo miércoles alrededor de una mesa donde habrá baile de nombres, de cifras y quizás algún consenso. Y todo, con una cena por medio para amenizar.