Santa Claus se ha convertido en «Embajador de los Bosques» y ayuda estos días a la FAO y a la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas (CEPE) a defender el sector forestal y la «economía verde». Del 9 al 13 de diciembre se celebra la Semana Forestal Europea, presidida este año por una figura de excepción, Santa Claus.
La iniciativa ha partido del Ministerio de Agricultura y bosques de Finlandia donde se ha inaugurado esta semana de actividades.
«El futuro de nuestro planeta está en las manos de los niños de hoy», ha dicho Santa en Rovaniemi, Finlandia, localidad donde Papá Noel tiene su oficina principal y en la que se han reunido ministros europeos responsables del sector forestal y otros altos representantes de 40 países para debatir sobre cómo los bosques pueden ayudar a las naciones europeas a avanzar hacia el objetivo de economías más sostenibles.
«Cuando se gestionan de manera sostenible, los bosques ofrecen un suministro renovable e inagotable de materias primas y bioenergía», asegura Jari Koskinen, Ministro de Agricultura y Bosques de Finlandia.
Santa Claus ha destacado la importancia de educar en valores «verdes» a los niños: «Es muy importante que (los gobernantes de hoy) comprendan plenamente el valor de nuestros bosques, porque gran parte de su bienestar y prosperidad dependerá de bosques sanos que puedan utilizar con prudencia y transmitir a sus propios hijos. Por eso me hace muy feliz poner algo de mi parte para ayudar a entender que los bosques son realmente dones especiales que seguirán rindiendo para siempre», ha dicho Santa.
Está previsto que los delegados aprueben durante el evento un plan de acción del sector forestal destinado a proteger los bosques de Europa y facilitar la transición a una economía verde en la región.
«Europa es un continente rico en bosques, gracias a los esfuerzos incansables de los últimos doscientos años para detener la deforestación, restaurar los bosques y gestionarlos de forma sostenible», ha señalado el director General Adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para los Bosques, Eduardo Rojas-Briales. «Es una filosofía que se ha extendido por todo el mundo y garantiza que el aprovechamiento de la madera y otros productos forestales nunca exceda la capacidad de los bosques para volver a crecer o aportar sus muchos servicios al ecosistema», ha añadido Rojas-Briales.
Los bosques sostenibles, aseguran desde la FAO, encierran gran potencial para que las naciones hagan más ecológicas y sostenibles sus economías.
«Una vez aprobado el Plan de Acción para el sector forestal, vamos a tener una sólida herramienta práctica que puede ayudar a los países y organizaciones del sector forestal a emprender acciones, invertir en sus recursos, identificar prioridades y tomar las medidas necesarias para hacer más verdes sus patrones de producción y consumo», ha añadido Sven Alkalaj, Secretario Ejecutivo de la CEPE y Subsecretario general de las Naciones Unidas.
2020, economía verde en Europa
El Plan de Acción propuesto en Finlandia establece que para 2020, los países europeos deberían compartir y aplicar los siguientes principios:
El sector forestal debe utilizar todos sus recursos de forma inteligente, minimizando los residuos, reutilizando y reciclando tanto como sea posible.
Se deben consumir sólo productos de bosques gestionados de forma sostenible.
El sector forestal debe minimizar los impactos del cambio climático mediante el secuestro de carbono en los bosques y productos forestales, y la sustitución de productos no renovables y combustibles por derivados de madera renovables.
El sector forestal debería mejorar significativamente la seguridad y salud de los trabajadores y garantizar la igualdad de género.
Las Naciones Unidas saben que Santa Claus es un símbolo global de buena voluntad, sin embargo, hará falta algo más que buenas intenciones para lograr el objetivo de la economía verde. Harán falta políticas efectivas y continuidad en los proyectos.
Hace 2 000 años los bosques ocupaban una proporción del territorio europeo estimada en un 80%.
Hoy, en las estadísticas forestales internacionales y según los informes del Parlamento Europeo, se consideran bosques aquellos terrenos de extensión superior a 0,5 hectáreas que estén cubiertos por árboles en más de un 10 % de su superficie, siempre que dichos árboles alcancen una altura mínima de cinco metros en su madurez. En función de esta definición, los bosques de la UE ocupan unos 159 millones de hectáreas (un 4 % de la superficie forestal mundial) y cubren cerca del 40% del territorio de la Unión de una manera muy desigual ya que Alemania, España, Finlandia, Francia, Polonia y Suecia albergan casi el 70 % de la superficie forestal europea.
Los bosques de la UE, al contrario que en numerosas zonas del planeta afectadas por la deforestación, han crecido de forma constante en los últimos 60 años. La superficie forestal europea ganó unos 11 millones de hectáreas entre 1990 y 2010, un 0'4 % más cada año, gracias, entre otras cosas, a las labores de reforestación.
España es el segundo país de la UE donde más ha crecido la superficie forestal. Sin embargo, para los grupos ecologistas la replantación no es la solución ya que las condiciones ambientales del 'nuevo' bosque no son las mismas que las del bosque original.
Según Greenpeace, los bosques primarios constituyen un 36 % de la superficie forestal total pero han disminuido en más de 40 millones de hectáreas desde el año 2000. En España, asegura la ONG, no quedan bosques primarios aunque destacan las zonas del Pirineo o la Cordillera Cantábrica como reductos de bosque virgen que hay que conservar porque albergan gran parte de la biodiversidad forestal amenazada de los bosques ibéricos.
Los datos de la FAO revelan que solo un 4 % de los bosques europeos no se han visto afectados por la acción del hombre; el 8 % son plantaciones y el resto pertenece a la categoría de bosques 'seminaturales', es decir, modelados por el hombre.