En España la población de 65 y más años alcanzaba en 2011 un volumen de más de 8 millones de personas, con una presencia mayoritaria de mujeres (57,4%) y con un peso relativo muy importante de la población de 80 y más, casi un tercio de las personas mayores (2.404.094).
La proporción del grupo de 65 y más años proyectado por el INE al 2051 se estima en un 37% de la población española (más de 15 millones en términos absolutos). Por otra parte, el envejecimiento se extiende a edades cada vez más elevadas, lo que ha sido llamado envejecimiento del envejecimiento. Si la evolución de la población mayor de 80 años constituye un verdadero reto ya en la actualidad, éste se agudizará en los años venideros, pues la previsión mencionada vaticina que en el año 2051 la proporción de mayores de 80 sobre el total de mayores de 65 será casi del 42%, 12 puntos más que en 2011, alcanzándose en términos absolutos más de 6 millones trescientas mil personas.
Estas estimaciones presentan un horizonte que nos obliga a pensar en cómo adaptar nuestra sociedad a los cambios previstos en la estructura de edad de la población, que tendrá importantes repercusiones, siendo una de las más destacadas las que afectarán al ámbito de la protección social y, dentro de ella, a lo que se denomina en el ámbito internacional «cuidados de larga duración», que son los que necesitan las persona que se encuentran en situación de dependencia (más de la mitad de ellas superan la edad de 80 años).
Se trata, en definitiva, de decidir cómo y dónde queremos que nos cuiden cuando lo necesitemos. Y sabemos que la inmensa mayoría de las personas mayores prefieren quedarse en su domicilio y recibir en él la atención que precisan. Sin embargo, las prestaciones que hoy suelen ofrecerse en el domicilio y en el entorno comunitario no son suficientes ni resultan adecuadas para conseguir este objetivo o, al menos, impedir que se produzcan ingresos innecesarios en residencias. Existe a este respecto bastante consenso en la necesidad de revisar los servicios de ayuda a domicilio, ampliarlos con servicios de proximidad, coordinar la atención con el sistema sanitario, introducir la tecnología, las ayudas técnicas y la domótica en mayor medida, adaptar las viviendas que presentan obstáculos para que puedan desenvolverse las personas en situación de dependencia, dar apoyo y formación a las famililas, etc.
Pero en bastantes ocasiones (sobre todo si se adquiere un deterioro cognitivo y no disponemos de familiares cuidadores de alta intensidad) la permanencia en la propia casa no es posible aunque se desarrollaran los servicios mencionados. Seguirá habiendo así muchas personas que requerirán el traslado a un alojamiento en el que se garanticen los cuidados adecuados. En este sentido, la atención en residencias debe avanzar para conseguir que las personas que vivien en ellas no pierdan el control de sus vidas y puedan continuar desarrollando elecciones.
Las Jornadas que organiza la Universidad de Vic en colaboración con la Fundación Pilares para la Autonomía Personal plantean, ya desde su título, la opción de conseguir que desde los recursos formales, ya sean de atención domiciliaria o bien se trate de las residencias, se trabaje desde enfoques que garanticen la dignidad de las personas y su derecho a seguir controlando sus propias vidas, aunque tengan situaciones muy importantes de dependencia, debatiéndose también las diferentes opciones existentes para dilucidar con qué servicios y con qué tipo de apoyos se favorece la mejor atención de las familias cuidadoras. A estos efectos, se presentará a debate la viabilidad de genealizar en nuestro país el denominado modelo de atención integral y centrada en la persona (AICP), del que existe evidencia empírica que consigue garantizar esos principios básicos donde se está aplicando, que es en los países más avanzados del mundo y del que también hay experiencias en diferentes territorios, fundamentalmente de Cataluña, País Vasco y Castilla y León.
OBJETIVOS
Con la celebración de estas Jornadas se pretende ofrecer un punto de encuentro y de intercambio entre profesionales, proveedores de servicios, gestores y organizaciones de mayores y de familias, con el objetivo de conocer, debatir y compartir experiencias de buenas prácticas relacionadas con la AICP dirigida a personas mayores en situación de dependencia o vulnerabilidad. Se pretende también fomentar la implicación y una visión compartida de todos los agentes comprometidos en la promoción de los derechos a vivir con dignidad, autonomía y bienestar de las personas que necesitan algún tipo de apoyo en la vida cotidiana.
Otros objetivos planteado son los siguientes:
· Valorar los cambios que se han producido a nivel internacional en los últimos años sobre los modelos de atención de las personas mayores en situación de dependencia o vulnerabilidad y compartir los elementos básicos de los mismos.
· Fomentar la reflexión sobre la protección de los derechos de las personas mayores en diferentes contextos de atención y cómo se pueden compatibilizar estos derechos con las responsabilidades de los profesionales, cuidadores y la organización de los servicios.
· Promover cambios en los diferentes contextos de cuidados que contribuyan al bienestar y la calidad de vida de la persona, teniendo en cuenta los principios de dignidad y de autonomía.
· Conocer e integrar las opiniones, expectativas y demandas de las organizaciones de mayores sobre la protección de sus derechos relacionados con la autonomía y la dignidad en los servicios y recursos de atención y cuidados.
· Propiciar el intercambio de buenas prácticas y experiencias relacionadas con propuestas innovadoras para avanzar en una atención integral y centrada en la persona en la práctica cotidiana y en la organización de servicios, que no olvide a las familias cuidadoras.