Este miércoles se conocerán más detalles del plan de austeridad aprobado anoche «con reservas» por el gobierno de Berlusconi para frenar el aumento del déficit y la deuda pública. Se busca un ahorro de 24.000 millones de euros en dos años.
Según lo avanzado por la prensa italiana, junto a los recortes en los gastos de la administración y la congelación del sueldo de los funcionarios durante tres años, ministros y altos cargos reducirán sus sueldos y los ministerios tendrán un recorte del 10% del gasto. También se recortará el gasto de los entes locales y las regiones. Se bloquea temporalmente el acceso a la jubilación y se aumenta la cuota fiscal a las opciones por acciones y bonos de los directivos.
El punto novedoso en el ajuste italiano son las medidas contra la evasión fiscal. Los profesionales estarán obligados a facturar servicios por más de 3.000 euros y los pagos en metálico quedan limitados a 5.000 euros. Según la Hacienda italiana, el Estado deja de ingresar cada año unos 100.000 millones de euros en impuestos impagados. El gobierno busca también regularizar la enorme cantidad de inmuebles ilegales que hay en Italia, con lo que podría recaudar otros 5.000 millones de euros.
Italia tiene una de las deudas públicas más altas del mundo, el 115,8 del PIB y un déficit que no está entre los peores de la UE, el 5,3%, pero que sigue aumentando. Oposición, sindicatos y ayuntamientos ya se han pronunciado contra estas medidas de ahorro que el gobierno considera imprescindibles «para salvar a Italia del riesgo Grecia». La bolsa de Milán tuvo ayer las mayores pérdidas entre las plazas europeas. euroXpress