El sábado el coche blindado del cónsul italiano, Guido de Sanctis, fue atacado con armas de fuego. Según explicó el propio cónsul, los disparos impactaron contra la ventanilla del coche a la altura de su cabeza y de la de su conductor, pero sin llegar a alcanzarles, gracias a la protección especial de la que disponía el vehículo.
El Gobierno italiano «se ha mantenido en estas horas en constante contacto con el Gobierno libio, al que se le ha confirmado nuevamente el apoyo italiano a la acción de consolidación democrática e institucional llevada a cabo por las autoridades de Trípoli» según el comunicado en el que se añade que los «intentos de desestabilización como el atentado terrorista perpetrado contra el cónsul Guido de Sanctis, demuestran la necesidad de que la comunidad internacional intensifique el apoyo a las instituciones y al pueblo libio».
En los últimos meses se han registrado una serie de ataques contra las misiones extranjeras y funcionarios de seguridad. El más grave fue el que sufrió el embajador de Estados Unidos en Libia, Christopher Stevens, que falleció en septiembre en un asalto al consulado de Bengasi.