Y si no querían caldo, dos tazas. Debe ser lo que está pensando Silvio Berlusconi que puede ver resueltos todos sus problemas desde el sillón presidencial, nada menos que en el mismísimo palacio del Quirinal.
El líder de la alianza de centroizquierda, Pier Luigi Bersani, que han sido los más votados, ha prometido que intentará formar un gobierno que responda a la demanda de cambio y ha instado a los otros partidos a asumir sus responsabilidades. «Hemos salido los primeros pero no hemos ganado», ha dicho a los periodistas. Esta tarde está reunido con sus compañeros de partido para resolver qué pueden hacer.
Bersani ha obtenido más votos en la Cámara baja y la ley italiana le da la mayoría, otra cosa es en el Senado, donde la adjudicación de mayorías por regiones le da una diferencia tan justa con Berlusconi que va a ser muy difícil legislar. El Senado italiano tiene la prerrogativa de echar abajo las leyes aprobadas por los diputados.
En este caso la llave de la gobernabilidad la tendría la formación del excómico Beppe Grillo. Un 20 % de los electores han dado su voto a este partido, Movimiento 5 Estrellas, que propone salir del euro, un sueldo mínimo de 1.000 euros y una semana laboral de 20 horas, entre otras cosas. Según algunos analistas los políticos deberán tomar nota de lo sucedido y darse cuenta del hartazgo de los ciudadanos. Es un ejemplo que podrían seguir en muchos otros Estados de la UE.
Las posibilidades serían una alianza entre centroizquierda y centroderecha, o centroizquierda y el Movimiento 5 Estrellas, pero serían uniones de conveniencia sin mucho futuro, según los politólogos. Otra opción sería un acuerdo entre Bersani y Berlusconi para que este le apoye en el Senado y a cambio el centroizquierda apoyaría al Cavalliere para suceder a Giorgio Napolitano como presidente de la República. Berlusconi dejaría de tener problemas con la justicia, tendría un puesto honorífico vistoso pero poco operativo y podría haber un Gobierno fuerte.
En España y otros países viven con el alma en vilo y un ojo puesto en Italia y otro en los mercados. El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz pide «diálogo» a las diferentes fuerzas políticas. «Necesitamos un Gobierno estable en uno de los Estados miembros más importantes de la UE. Italia es un país del G-8, la cuarta economía de la UE y uno de los pilares de la eurozona, así que lo que pasa en Italia nos afecta a todos, a las instituciones europeas y a los Estados miembros», ha dicho Schulz.
El presidente del Europarlamento cree que los italianos han enviado un mensaje diciendo que «la política de recortes unilaterales, la política que dice que debemos recortar y que de esta manera la confianza de los inversores y el crecimiento se recuperarán inmediatamente, no tiene sentido» (...) «No es el primer resultado de unas elecciones en el que los ciudadanos han expresado su insatisfacción con esta estrategia».
No lo ve así, o se resiste a verlo el comisario de Asuntos Económicos, Ollie Rehn, al que la situación le parece «compleja» pero pide al futuro Gobierno que continúe con las reformas. Por su parte la Comisión Europea, por medio de su portavoz, Olivier Bailly, recuerda que el nuevo ejecutivo debe cumplir con los compromisos a los que se comprometió Mario Monti «Italia ha asumido compromisos respecto a la Comisión y los otros Estados miembros sobre la reducción de su déficit y de su deuda y sobre reformas estructurales para relanzar el crecimiento y mejorar la competitividad [...] Para nosotros estos compromisos siguen vigentes, son compromisos de Italia, y la Comisión espera que Italia los cumpla».