La presión de los mercados y de Bruselas ha forzado a aprobar un paquete de reformas en el Parlamento que contempla el retraso en la edad de jubilación a los 67 años en 2026, la venta de inmuebles públicos y la liberalización de servicios públicos, entre otras medidas.
El proyecto ha sido aprobado en el Senado por 156 votos a favor y 12 en contra. Ni el principal partido de la oposición, el Partido Demócrata, ni los centristas del Tercer Polo votaron. Si lo hizo el excomisario europeo, Mario Monti, recién nombrado senador vitalicio y quien tiene todas las papeletas para convertirse en el sucesor de Berlusconi al frente del gobierno.
En la Cámara Alta, Mario Monti ha sido recibido con una ovación casi unánime, como prueba del respaldo con que cuenta para ser primer ministro italiano. Falta el paso previo, que Berlusconi cumpla su promesa de dimitir una vez aprobada la Ley de Estabilidad, para permitir al presidente de la República, Giorgio Napolitano, nombrar un gobierno de emergencia para sacar a Italia de la crisis financiera.
Todos los partidos, excepto la Liga Norte, socios del gobierno, apoyan el nombramiento del excomisario europeo. Incluso la opositora Italia de los Valores, del exjuez Antonio di Pietro, reticente en un principio, ha decidido apoyar a Monti, que cuenta conprestigio internacional tras su paso por la Comisión Europea. Según la prensa italiana, formaría un gobierno de tecnócratas, con pocos miembros y con la misión de poner en marcha las medidas económicas necesarias para devolver la estabilidad al país. Las previsiones de cambio de ejecutivo en Italia ya han provocado que su prima de riesgo baje y que la bolsa de Milán se recupere de las pérdidas de los últimos días.
El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, se entrevistó anoche con Napolitano y con Berlusconi. No ha habido declaraciones tras las reuniones, tan solo un mensaje de van Rompuy, que viene a dar el apoyo de Bruselas a la solución adoptada: «Queda mucho por hacer. Los mercados y Europa esperan solo un voto positivo al paquete económico. Italia necesita reformas y no elecciones».
La reflexión para muchos ante la marcha de Berlusconi es que lo que no han podido los escándalos políticos, financieros y sexuales, lo han conseguido los mercados en unos días.