La nueva coalición de gobierno de Islandia, centristas y conservadores, ha anunciado que paraliza las negociaciones en curso para su solicitud de ingreso en la UE hasta que se celebre un referéndum sobre la cuestión que aún no tiene fecha.
El primer ministro islandés que acaba de tomar posesión, Sigmundur Gunnlaugsson, no tiene decidida todavía la fecha del referéndum, pero va a presentar ya al Parlamento la suspensión de las negociaciones de adhesión. «También se debatirá la actual situación de la Unión Europea, que ha cambiado notablemente desde que Islandia solicitó el ingreso por primera vez».
Efectivamente, son tiempos muy diferentes en general aunque no tanto para Islandia en particular.
Islandia solicitó formalmente su adhesión en la UE en julio de 2009, su economía se había venido abajo con la crisis financiera. Europa podía ser su tabla de salvación.
Islandia obtuvo ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI), se ha recompuesto económicamente y ha vuelto a las urnas en abril en las que ha resultado ganador, aunque no con mayoría, el mismo partido que gobernaba cuando la gran debacle.
La coalición formada por el Partido del Progreso (centrista y agrario) y el Partido de la Independencia (conservador), ambos antieuropeístas que entra en funciones este jueves, ha decidido parar las conversaciones. Las encuestas muestran que una mayoría de islandeses están en contra de la adhesión.