La medida de Teherán ha sorprendido porque se produce más de dos meses después de que la UE acordara un embargo de petróleo iraní a partir de julio, por los países perjudicados y porque el próximo sábado se reanudan en Estambul las conversaciones sobre el programa nuclear iraní con el grupo 5+1 (Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Rusia, China y Alemania).
Irán ya había amenazado con el corte de crudo y las ventas se han ido reduciendo en los últimos meses. Las importaciones de hidrocarburos procedentes de Irán se situaron en enero en 279.000 toneladas, lo que supone una caída del 31% con respecto a las 407.000 toneladas del mes anterior, según datos de la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores).
Desde la Comisión Europea se resta importancia a la medida de Teherán porque la UE es cada vez menos dependiente del petróleo iraní y ya se han buscado suministradores alternativos, sobre todo, Arabia Saudí, dispuesta a aumentar su producción para garantizar el abastecimiento.
Cuando se aprobó el embargo en enero, la UE importaba de Irán un 5,7% del petróleo que consume, aunque España llegaba al 15% e Italia, algo más del 13%. Para el régimen iraní, la suspensión de exportaciones a Europa tampoco es problema porque tiene en los mercados asiáticos sus principales clientes. Según datos del gobierno de Irán, en el último año, las exportaciones de crudo supusieron unos ingresos de 130.000 millones de dólares.