«Los parámetros de la propuesta se fijarían para continuar el enriquecimiento de uranio, pero con las garantías necesarias de que no enriquecerá más allá del cinco por ciento», nos dijo Zarif en diálogo exclusivo.
El canciller explicó que el plan implicaría la conversión inmediata de cada lote de uranio poco enriquecido a polvo de óxido, que luego se utilizaría para fabricar elementos de combustibles para el reactor de la planta nuclear de Bushehr, próxima a la ciudad homónima en la costa del golfo Arábigo.
Dado que Irán no tiene la capacidad de fabricar elementos de combustibles para Bushehr, la propuesta implica que el polvo de óxido se enviaría a Rusia, por lo menos durante varios años, en lugar de permanecer en territorio iraní.
El plan iraní, que no ha sido divulgado anteriormente, forma parte de una postura de negociación más amplia que insiste en la necesidad de incrementar en gran medida la cantidad de centrifugadoras que tendría Irán en el futuro, una condición que Estados Unidos y el resto del P5+1 rechazan.
Funcionarios del gobierno de Barack Obama dejaron en claro que Washington pretende una fuerte reducción del número de centrifugadoras, con el argumento de que a Irán no se le puede permitir la capacidad de enriquecer uranio para armar ni una sola bomba nuclear en un lapso inferior a entre seis y 12 meses.
Zarif dice que no puede discutir los detalles de la propuesta iraní, ya que «aún está en vías de negociación».
Pero lo describió como un ciclo completo «de la conversión del concentrado de uranio, a UF6 (hexafluoruro de uranio), a uranio enriquecido, de nuevo al polvo de óxido, y de vuelta a las varillas de combustible». Todo estaría «diseñado específicamente para satisfacer las necesidades del reactor de Bushehr», agrega Zarif.
El canciller explica que el plan iraní para garantizar que Irán no tenga capacidad de armas nucleares es muy similar a la propuesta que realizó Teherán en una reunión con Alemania, Francia y Gran Bretaña, que tuvo lugar en París en marzo de 2005.
La propuesta, publicada posteriormente por el gobierno iraní, incluía una serie de «garantías técnicas» contra la proliferación de las armas nucleares, entre ellas la «conversión inmediata de todo el uranio enriquecido a varillas de combustible para evitar incluso la posibilidad técnica de un enriquecimiento adicional».
Zarif, que realizó estudios universitarios en Estados Unidos, dice que él mismo elaboró la propuesta en 2005 cuando era embajador de Irán ante la Organización de las Naciones Unidas, tras consultar con científicos nucleares estadounidenses cuál sería la forma de asegurar a los europeos y a Washington de que Irán no podría enriquecer suficiente uranio para armar una bomba nuclear.
«Les pregunté qué les ofrecería la confianza necesaria», señala Zarif. «Me dieron una serie de elementos, que puse en un paquete y envié a Teherán, y de ahí lo llevaron a París», añadió en referencia a la reunión de 2005 con Alemania, Francia y Gran Bretaña.
Frank N. von Hippel, ex director adjunto de seguridad nacional en la Oficina de Ciencia y Tecnología de la Casa Blanca y actual profesor en la Universidad estadounidense de Princeton, confirmó por correo electrónico que él estuvo en el grupo de científicos al que Zarif consultó.
Von Hippel recuerda que el grupo le había sugerido a Zarif «no acumular reservas (de uranio poco enriquecido), sino enviarlo a Rusia para fabricar combustible para el reactor de Bushehr».
Peter Jenkins, por entonces representante permanente de Gran Bretaña ante el Organismo Internacional de Energía Atómica, participó en la reunión de París donde se presentó el plan iraní, el 23 de marzo de 2005.
«Todos quedamos impresionados por la propuesta», recordaba en una entrevista de 2012. Sin embargo, los europeos no la aceptaron como base para la negociación porque el gobierno de George W. Bush (2001-2009) insistía en que a Irán no se le debía permitir ninguna capacidad de enriquecimiento nuclear, según diplomáticos europeos que participaron en esa fase temprana de las negociaciones.
El gobierno de Obama pretende que Irán obtenga el combustible que necesita para el reactor de Bushehr -o para cualquier reactor futuro- de Rusia o de otras fuentes extranjeras en lugar de depender de su propia capacidad de enriquecimiento, algo que Zarif rechaza.
«No deberían decirnos 'ustedes deben contar con nosotros'. Eso lleva 30 años de retraso», declara.
El canciller se refería a la experiencia de Irán en los años 90 con el consorcio francés de enriquecimiento de uranio llamado Eurodif, en el cual el régimen del shah Mohammad Reza Pahlevi (1941-1979) tenía una participación financiera que le aseguraba a Teherán el 10 por ciento del uranio enriquecido por el consorcio.
Sin embargo, cuando la República Islámica, que tomó el poder en 1979, reanudó el programa nuclear iniciado por el shah el gobierno francés impidió que Eurodif le suministrara uranio enriquecido para el combustible del reactor nuclear de Bushehr, a principios de la década de los 80.
El Departamento de Estado de Estados Unidos reconoció en 1984 que había cesado su cooperación nuclear con Irán y que había «pedido a otros proveedores nucleares que no participaran de la cooperación nuclear con Irán, especialmente mientras continúa la guerra entre Irán e Iraq», que se libró entre 1980 y 1988.
Zarif rechazó la propuesta del P5+1 en la última ronda de negociaciones, que limitaría las actuales 19.000 centrifugadoras iraníes a una fracción de esa cifra.
«No vamos a redefinir nuestras necesidades prácticas», dijo, en referencia al Plan de Acción Conjunto acordado en noviembre que abogaba por un acuerdo sobre el programa de enriquecimiento iraní cuyos «parámetros» reflejaran las «necesidades prácticas» de Irán.
Pero el canciller indica que Irán está «preparado en el marco de esas necesidades prácticas para trabajar en los tiempos, para trabajar en diversos detalles técnicos».
Zarif criticó las declaraciones de funcionarios antiguos y actuales de Washington realizadas a los medios de comunicación, así como en las negociaciones, referentes a que el número de centrifugadoras iraníes debe orientarse a la necesidad de ampliar el tiempo necesario para la «breakout» de 6 a 12 meses.
El término inglés «breakout» hace referencia a la capacidad de un país de adquirir el combustible y el conocimiento necesarios para fabricar un arma nuclear con relativa rapidez.
Estados Unidos pretende que Irán cese todo enriquecimiento en la base de Fordow, que se encuentra en un túnel debajo de una montaña próxima a la ciudad de Qom, porque se basa en el argumento de que «no podemos bombardearla», mantiene Zarif.
La afirmación implícita de que Washington tiene el derecho de bombardear las instalaciones iraníes «le cae mal a la psique iraní y produce exactamente la reacción opuesta», mantiene.
Zarif cuestiona la opinión reflejada por los medios occidentales de que el gobierno de Hassan Rouhani sufre una fuerte presión política para obtener resultados en las conversaciones que eliminen las peores sanciones contra Irán.
La última ronda de conversaciones en Viena, que resultó infructuosa, «fue el momento más fácil en casa», dice Zarif, y «el más difícil» para él ya que tuvo que explicar «cada resultado positivo a una población sumamente escéptica con las intenciones de Occidente», asegura. Si rechazara un acuerdo, recibiría una «bienvenida de héroe», afirma.