«Somos la primera generación que posee los recursos, el conocimiento y la capacidad para eliminar la pobreza. Nuestra responsabilidad ética es muy superior ahora.» Son palabras del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que hoy ha recordado la ministra española de Ciencia e Innovación, Cristina Garmendia, durante la inauguración de la conferencia Ciencia contra la pobreza, organizada por la presidencia española de la UE.
Se reúnen en La Granja (Segovia) 300 expertos internacionales de universidades, centros de investigación, ONG, administraciones y empresas de 46 países que diseñarán cómo las políticas de I+D+i deben reflejar ese compromiso de Europa contra la exclusión social.
Se trata de hacer una reflexión sobre la capacidad de la UE para desarrollar el papel de la ciencia y la investigación en la lucha contra las desigualdades y sacar de ahí un compromiso de los 27. Los datos muestran evidencias de que algo se puede hacer. Dice la ministra que en los países en desarrollo se paga de tres a seis veces más por los medicamentos genéricos que los precios de referencia internacionales o que un africano llega a pagar diez veces más que un europeo por tener internet de banda ancha.
Eso, por no hablar de las soluciones que la ciencia puede aportar directamente, como reducir la mortalidad infantil con el diagnóstico molecular o, simplemente, llevar electricidad a zonas desfavorecidas con sistemas de energías renovables. La responsabilidad social de Europa es reforzar los sistemas científicos de esos países para que afiancen sus propias capacidades, según Garmendia. Se trata de «devolver a la sociedad, transformados en beneficios, los recursos que ésta deposita en el sistema de ciencia».
Junto a Garmendia han participado hoy en la conferencia, Felipe González, presidente del Grupo de Reflexión europeo, el divulgador científico Eduardo Punset y el director del Centro de Investigación en Salud Internacional de Barcelona, Pedro Alonso. González ha dicho que es un problema de formación de capital humano, que ahora hay menos movimiento científico entre universidades que hace un siglo y ha reconocido que la UE es el primer cooperante al desarrollo, pero en materia tecnológica «Europa lleva veinte años distraída».
Las conclusiones de esta Conferencia se llevarán al consejo de ministros de Competitividad del mes que viene.