Los ataques israelíes sobre Gaza han continuado por sexto día consecutivo. Desde que se inició la operación «Pilar Defensivo» han muerto 3 israelíes y 100 palestinos, entre ellos 24 menores, diez mujeres y doce ancianos. Hay casi 800 heridos. La Unión Europea ha pedido que los ataques acaben inmediatamente.
La jefa de la diplomacia europea ha dado su apoyo a los esfuerzos de mediación de Egipto y mantiene contactos regulares con judíos, palestinos, la Liga Árabe, Egipto, la ONU y Turquía. Numerosos líderes extranjeros, entre ellos François Hollande, Angela Merkel, y Barack Obama, han telefoneado al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para evitar una ofensiva terrestre. Mientras, los líderes árabes, también negocian con Hamás un alto el fuego.
Decenas de tanques israelíes se dirigían al sur el domingo por la carretera 6. Estampados con la estrella de David, letras en hebreo y banderas israelíes, la imagen dejó a muchos pensando que este país prepara una ofensiva terrestre de gran escala contra el territorio palestino de Gaza. «Todos los días veo tanques», explica Mohammad Eghbariya. «Me duele porque sé que van a matar niños», añadie este joven de 20 años que trabaja en una tienda de informática en UmmAl-Fahm, una localidad palestina en el triángulo norte de Israel.
En tanto que ciudadano de Israel, Eghbariya dice que le duele la muerte de civiles israelíes en ataques con cohetes, pero él es palestino y solidario con el pueblo gazatí. «Estamos con ellos, los apoyamos. Estamos relacionados en tanto que palestinos», dice Eghbariya, mientras en una pantalla de ordenador dela tienda, el Canal 2 de Israel pasa imágenes de la guerra con locución en hebreo. «Pero por supuesto, va a empeorar. Será peor por el orgullo que mantienen ambos bandos», se lamenta.
El miércoles, Israel asesinó a Ahmed Jabari, jefe del ala militar de Hamás (Movimiento de Resistencia Islámica), en la ciudad de Gaza, seguido de un ataque aéreo contra la ciudad. El gobierno israelí anunció que las bombas golpearon 1.350 objetivos en la franja, que tiene 40 kilómetros de largo y 14 de ancho.
Hamás, que controla todo ese teritorio desde 2007, declaró que con la muerte de Jabari «se habrían las puertas del infierno» para Israel. Combatientes palestinos dispararon cientos de cohetes desde ese territorio contra ciudades israelíes, algunos de los cuales impactaron en objetivos tan lejanos como Tel Aviv y Jerusalén, y dejaron tres israelíes muertos.
El analista de política de Medio Oriente, Nathan Krall, del Grupo Internacional de Crisis (ICG) sostiene que «la disuasión siempre es muy importante en los cálculos de Israel». «Siempre se ve a sí mismo como un pequeño país con muchísimos enemigos que lo superan en cantidad, y por eso necesita que lo consideren fuerte» y esa es, según Krall, lo que refuerza la escalada de violencia.
La población palestina de Israel se movilizó contra la posible intensificación de los ataques contra Gaza mediante manifestaciones en distintas partes del territorio palestino de Cisjodania, en Jerusalén y otras ciudades israelíes. «Estamos aquí para protestar contra la agresión israelí y la guerra contra Gaza», cuenta Said Suidan, de 23 años, quien estaba entre las 40 personas que se manifestaron el domingo en Haifa, la mayor ciudad del norte de Israel y la tercera del país.
«La resistencia palestina contra las políticas israelíes adopta varias formas, balas en Gaza, piedras en Cisjordania y manifestaciones en Israel, pero es la misma lucha», explica Suidan, estudiante de filosofía y sociología de la Universidad de Tel Aviv.
Alrededor de 1,6 millones de palestinos son ciudadanos de Israel, y representan 20 por ciento de los habitantes. Las autoridades locales suelen considerarlos una «amenaza demográfica» para el carácter judío declarado de ese estado. El ministro israelí de exteriores, Avigdor Lieberman, llegó a sugerir transferir el control de las ciudades palestinas de Israel a la Autoridad Nacional Palestina. Una ley obliga a todos los ciudadanos a declarar su lealtad a Israel en tanto que estado «judío y democrático».
Según Jafar Farah, director de Mossawa, centro de apoyo a ciudadanos árabes de Israel, la violencia en Gaza reconstruye la solidaridad entre los palestinos que desde hace décadas están divididos geográficamente y por las circunstancias cotidianas. En cambio, observa Farah, casi no hay debates entre ciudadanos palestinos y judíos de Israel sobre lo que ocurre en Gaza. «La gente no habla del asunto, no habla de la situación. Si ves los medios de comunicación israelíes, los judíos hablan entre sí, nada más. No quieren escuchar la voz de la comunidad árabe, y eso también se refleja en la calle».
Muchos palestinos dudan de hablar abiertamente con la prensa sobre lo que sienten en relación con la violencia en Gaza, pero la comunidad denuncia cada vez más la situación y expresa su oposición mientras continúan los bombardeos aéreos contra ese territorio palestino y aumentan los muertos.
«Adultos y niños sufren en Gaza, y Estados Unidos y el mundo son cómplices», señala Mariam Odeh, residente de Haifa, cuando participaba en la protesta del domingo. «Somos un pueblo, somos palestinos. Cuando sangran en Gaza, sangramos todos», añadie.