«La crisis de la zona euro ha alcanzado una etapa crítica», dice el FMI en su última evaluación de la evolución económica de la eurozona. «La prioridad inmediata es establecer una unidad bancaria -dice el FMI- y avanzar hacia una mayor integración fiscal», ha dicho Mahmood Pradhan, director adjunto del Departamento de Europa del FMI y jefe de la misión para la zona euro, que aclara que estas medidas podrían servir para frenar la caída de confianza de la región, disminuir el endeudamiento que afrontan algunos países y reducir el riesgo de contagio en la eurozona.
Continúa Pradhan señalando que los mercados financieros están sufriendo un nivel de estrés muy alto. Las primas de riesgo que en España e Italia, están alcanzando niveles de récord que afectan a las empresas y a las familias, en otros países están en niveles históricamente bajos y eso aleja a unos países de otros y hace que el capital se refugie en los países del norte de Europa.
Ante este panorama, el FMI señala que este no puede ser el funcionamiento de una unión económica. Algo se ha roto en el mecanismo de la política monetaria común que «no está funcionando como se pretendía».
Recomienda que el BCE reduzca aún más los tipos de interés y que considere más medidas no convencionales para apoyar a los mercados financieros de los países sometidos a estrés severo. A esos países les pide mayor transparencia en sus sistemas bancarios, pone el ejemplo de España, que hace un esfuerzo que califica de encomiable, donde los auditores externos proporcionarán una evaluación de la magnitud de los problemas. Pero recomienda que el esfuerzo sea apoyado por el conjunto de la zona euro.
A corto plazo, el BCE debería tomar medidas aplicando una política de «flexibilidad cuantitativa» con un programa de compra de bonos de deuda soberana y préstamos a los bancos europeos. Como los que ya hizo, con condiciones ventajosas, cuando prestó un billón de euros a tres años a los bancos para estimular el crédito y la economía.