En tiempos de indiferencia y resignación, un breve alegato en contra de las desigualdades y de la dictadura de los mercados financieros se ha convertido en uno de los libros más vendidos en Francia en las últimas semanas y lleva camino de arrasar en toda Europa.
Se llama «Indignaos» y su autor es Stéphane Hessel, un judío alemán, nacionalizado francés, que combatió en la Resistencia francesa y luego fue diplomático en la ONU. A sus 93 años da una lección de dignidad a la generación de jóvenes que ahora sufren el recorte de las conquistas sociales conseguidas en Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
Hessel se confiesa indignado por la absoluta decadencia actual y hace un llamamiento a la movilización pacífica de la juventud. En apenas 30 páginas, este hombre que vivió el horror de los campos de concentración se lamenta de que ahora toleremos cambios que tiran por tierra el bienestar conseguido.
Dice que Europa «está abandonando cobardemente los sólidos principios conseguidos para conciliar la libertad y la igualdad, la economía y una sociedad justa. En esta situación, la ciudadanía no debe callar, la clase política no está a la altura de las necesidades actuales».
Hessel denuncia el sistema económico responsable de la actual crisis. «La dictadura de los mercados internacionales es una amenaza para la paz y la democracia». Clama contra la desigualdad entre ricos y pobres,«que el interés general se imponga sobre los intereses particulares; y que el reparto justo de la riqueza creada por los trabajadores tenga prioridad sobre los egoísmos del poder del dinero»; y se indigna por el conflicto palestino, tras haber visitado Gaza, «prisión a cielo abierto para un millón y medio de palestinos».
Ignacio Ramonet, exdirector de Le Monde y hoy en el comité científico de Attac afirma que «Stéphane Hessel ha sabido expresar con palabras, lo que tantos ciudadanos golpeados por la crisis y por las medidas de regresión social sienten en el fondo de sí mismos. Ese sentimiento de que les están arrebatando sus derechos, esos anhelos punzantes de desobedecer, esos deseos de gritar hasta perder el aliento, esas ganas en fin de protestar sin saber cómo».
El nonagenario ensayista tiene también críticos que lo han descalificado por superficial, pero Hessel no propugna ideología o militancia concreta, pretende solo remover la pasividad de los jóvenes reflexionando sobre lo que Europa fue hace unas décadas, lo que pudo ser y lo que es.
Hessel fue uno de los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos, editó su libro con una tirada de 6.000 ejemplares al margen de los circuitos literarios establecidos y ha conseguido vender más de 650.000 ejemplares en Francia. La versión española está editada por Destino.