Poco después de su lanzamiento el 1 de marzo de 2002, el satélite Envisat enviaba imágenes de un gran bloque de hielo que se separaba de la barrera Larsen B. En unos días 3 200 kilómetros cuadrados de hielo se desintegraron debido a los efectos del calentamiento en la región.
Envisat ha hecho un seguimiento con su radar durante estos diez años y se ha podido comprobar que la barrera de hielo perdía otros 1 790 kilómetros cuadrados.
La barrera de hielo Larsen está dividida en tres secciones, Larsen A, la más pequeña; B y C, que es la mayor.
Larsen A se desintegró en enero de 1995, Larsen C parecía que se mantenía estable pero los satélites revelan que su espesor ha ido disminuyendo y que el deshielo estival es cada vez más largo. Larsen B ha ido perdiendo trozos de forma que de los 11 512 kilómetros cuadrados que tenía en 1995 ha pasado a 1 670 kilómetros cuadrados en la actualidad.
«Las observaciones de los satélites son muy importantes para observar como afecta el calentamiento a estas grandes plataformas y su papel en la estabilización de los glaciares que se encuentran aguas arriba», explica el profesor Helmut Rott de la Universidad de Innsbruck, y añade que la temperatura al norte de la península Antártica ha aumentado unos 2,5 grados a lo largo de los últimos 50 años, un incremento muy superior a la media global.