ASUNCIÓN (Paraguay), IPS.- La discusión sobre la crisis económica y financiera en Europa y sus posibles impactos en América Latina ha cerrado los debates de la XXI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que concluyó este sábado en la capital paraguaya.
La participación ciudadana es esencial para la gestión pública y la gobernabilidad democrática, señala la Declaración de Asunción, difundida al final del encuentro, que contó con solo nueve jefes de Estado y de gobierno de los 22 países miembros. Los demás estuvieron representados por vicepresidentes y cancilleres.
Se han aprobado 15 documentos, entre los cuales hay comunicados y mociones pidiendo el fin del bloqueo a Cuba y negociaciones entre Argentina y Gran Bretaña sobre las islas Malvinas, además de los 58 puntos de la Declaración final de la Cumbre, cuyo tema central era la «Transformación del Estado y Desarrollo». Se ha hablado además de la quinua, la coca originaria y ancestral, el Año Internacional de los afrodescendientes, el terrorismo, las migraciones y la cuestión de los yacimientos petroleros de Yasuni, en Ecuador.
Han sido los debates más ricos de los últimos años, en palabras del presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, quien se despidió del foro iberoamericano, en el que ha participado ocho veces. La crisis en algunos países europeos es grave y amenaza la economía mundial, que ya no tiene fronteras, lo que exige respuestas internacionales, alertó Zapatero, quien habló de una Europa debilitada y una América Latina con crecimiento y horizontes favorables.
En su opinión, los países emergentes y algunos industrializados, como Alemania, tienen un papel clave para evitar el agravamiento de la crisis, ya que disponen de capacidad fiscal para estimular el crecimiento.
El gran desafío económico actual es recuperar la confianza ante una peligrosa tendencia al pesimismo que vive el mundo desde 2008, sostuvo el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, al inaugurar la Cumbre el pasado viernes. «El desempleo es el peor enemigo de la democracia», alertó.
El presidente de Ecuador protagoniza el fin de la Cumbre
América Latina puede sufrir el duro impacto de la crisis, principalmente debido a la caída de la demanda china, si los países ricos se estancan o entran en recesión, señaló Pamela Cox, representante del Banco Mundial para América Latina.
La intervención de Cox provocó una indignada reacción del presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien se retiró del plenario en protesta por la participación del Banco Mundial en la Cumbre. Correa acusó a Cox de haber negado de forma injustificada un préstamo a su país en 2005, cuando él era ministro de Economía. El Banco Mundial practicó «chantaje» contra Ecuador, y en tanto que instrumento del neoliberalismo no debería participar en este foro, argumentó el presidente.
El anfitrión de la cumbre, el presidente paraguayo Fernando Lugo, intentó sin éxito retener a su colega, y afirmó que la Cumbre Iberoamericana era «amplia y abierta», así como una oportunidad para escuchar posiciones divergentes de forma crítica.
Correa protestó también contra Angel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, quien recomendó a los países emergentes no ceder al proteccionismo ni a la laxitud fiscal. El presidente ecuatoriano acusó a la OCDE de dictar cátedra pero escuchar poco a los latinoamericanos. Añadió además que sus países miembros fueron los primeros en recurrir al proteccionismo.
Tampoco Luis Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, escapó a la polémica, acusado de neoliberal por el presidente ecuatoriano. Si queremos desarrollo es necesario superar el neocolonialismo y el eurocentrismo, sentenció Correa, en un discurso en el que abogó por sustituir al Estado burgués por uno popular, que respete la diversidad. Ecuador y Bolivia aprobaron en la década pasada Constituciones en que se definen como Estados Plurinacionales.
Diferentes fórmulas para el futuro de Iberoamérica
El tema central de la Cumbre generó intervenciones que coincidieron en la necesidad de cambios, pero con evidentes diferencias en el rumbo a seguir. Los estados latinoamericanos, construidos para contemplar solo a un 30 por ciento de la población, afrontan el reto de la inclusión social, atender a toda la ciudadanía y llegar a todos los rincones para transformar economías informales o ilegales, sostuvo Ollanta Humala, quien asumió la Presidencia de Perú el 28 de julio.
Mientras, el presidente chileno, el conservador Sebastián Piñera, prefirió realzar el papel de las tecnologías de información y comunicación en la modernización y transparencia del Estado, y destacar la identidad electrónica que implanta en su país. Compatibilizar libertad, equidad y eficacia, lo que no logró el socialismo real, es el reto de la «reingeniería» del Estado, opinó.
La decisión de la Secretaría General Iberoamericana (SGIB), manifestada por Enrique Iglesias, de «ir a la calle» y dialogar con la opinión pública, condujo a la realización de varios eventos paralelos. El Encuentro Empresarial subrayó la preocupación de contraponerse a la avalancha de importaciones de China, que amenazan la industria y el empleo en América Latina. Integrar mercados y cadenas productivas fue una de las alternativas apoyada en este encuentro. La infraestructura deficiente, solo mejor que la de África cuando se hacen comparaciones interregionales, exige elevar las inversiones a 250.000 millones de dólares anuales, subrayaron los empresarios.
El canciller de Haití, Laurent Lamothe, pidió la incorporación de su país al sistema iberoamericano, pese a que su lengua nacional es el francés, en una debilitada Cumbre por la falta de numerosos mandatarios. Las ausencias más notables fueron las de las presidentas de Argentina y Brasil, Cristina Fernández y Dilma Rousseff, respectivamente, y del mandatario de Uruguay, José Mujica, teniendo en cuenta que junto a Paraguay, conforman el Mercado Común del Sur (Mercosur). La XXII Cumbre Iberoamericana tendrá lugar en Cádiz el próximo año y en Panamá se hará la siguiente.