Desde su creación en 1991, las cumbres iberoamericanas han ido perdiendo interés por las sucesivas declaraciones de intenciones que se han hecho en estos años, meramente retóricas y sin aplicaciones prácticas. Sin embargo, en esta ocasión, los números mandan y mala situación de la economía europea obliga a buscar soluciones que mejoren aquí las exportaciones y no perjudiquen un crecimiento expansivo al otro lado del Atlántico.
Las significativas ausencias de seis jefes de Estado iberoamericanos, entre ellos, los presidentes de Argentina, Venezuela o Cuba, resta parte del interés del encuentro, pero de aquí se pretende sacar una hoja de ruta que mejore las relaciones bilaterales, siempre en un segundo plano en la agenda de Bruselas.
La presencia en Cádiz del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, y de la vicepresidenta, Catherine Ashton, que es también la Alta Responsable de la Política Exterior europea, es un símbolo de la importancia que la UE quiere dar a las relaciones con Iberoamérica, un mercado de más de 500 millones de consumidores con un potencial cada vez mayor.
España sigue siendo el primer exportador europeo a Iberoamérica y el segundo mundial y aspira a que esa posición de liderazgo sirva también para canalizar inversiones de los socios comunitarios, en un momento en que no hay grandes competidores internacionales. Estados Unidos ha rebajado notablemente su interés en el subcontinente y China aparece más como objetivo común que como obstáculo.
El propósito es elaborar una Carta iberoamericana de las pymes, para facilitar la instalación de pequeñas y medianas empresas, una vez que las grandes, sobre todo, españolas, han abierto el camino. Se prevé también crear un Centro Iberoamericano de Arbitraje internacional, para dar solución a conflictos entre empresas.
De Cádiz debería salir el mensaje de que Europa está haciendo los deberes para recuperar competitividad y estabilidad económica. El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, defenderá ante sus socios iberoamericanos que, además de programas de austeridad, se necesita impulsar el crecimiento.
Rajoy tendrá un encuentro bilateral con Barroso para hablar de los presupuestos de la UE, ahora en plena negociación y con malas perspectivas para España si finalmente se aprueba una reducción de los fondos europeos para las regiones, que supondría un recorte de las ayudas sustancias de las ayudas a España.
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