El gobierno húngaro ha tenido que ceder a cambiar su polémica ley de medios de comunicación, tras el monumental escándalo provocado por sus restricciones a la libertad de expresión. El parlamento de Budapest, donde el partido gobernante de centroderecha Fidesz tiene una mayoría de dos tercios, ha modificado la ley en los puntos que le exigía Bruselas para adaptarla a la legislación comunitaria.
Las enmiendas se han aprobado por 258 votos a favor, 65 en contra y 28 abstenciones. La oposición cree que, a pesar de los cambios, la ley sigue violando la libertad de prensa, porque hay artículos esenciales que no se han modificado. De hecho, el ministro de Justicia, Tibor Navracsics, ha dicho que la ley no se ha cambiado en lo fundamental. Aun así, la comisaria de Agenda Digital, Neelie Kroes, presente en la votación, saludó el «diálogo establecido entre Budapest y Bruselas», pero advirtió que la Comisión «seguirá vigilando de cerca la situación».
Entre los puntos polémicos, se ha anulado la prohibición de ofender a personas, grupos étnicos o religiosos, que dejaba un amplio margen de interpretación. La exigencia de informaciones equilibradas para portales de internet se elimina. La obligación de registrarse a los servicios audiovisuales a la carta o blogs no será requisito previo y se pospone hasta los 60 días. Además los medios extranjeros que operan en Hungría no podrán ser multados por sus informaciones.
Grupos opositores y profesionales mantienen sus quejas porque el Consejo encargado de aplicar la ley e imponer sanciones a los medios está formado por miembros próximos al gobierno en exclusiva, pero la Comisión Europea no tiene competencias en esa materia para exigir modificaciones.