CARACAS, (IPS) - La contundente victoria de Hugo Chávez, reelecto presidente de Venezuela este domingo, puede traducirse en la aceleración de su proyecto socialista o en una moderación que abra nuevos espacios de encuentro con la parte del país que desde que llegó al poder en 1999 ha estado en su contra.
Escrutadas el 94,19 por ciento de las actas electorales, Chávez ha obtenido 7.860.982 votos (54,84 por ciento), el opositor Henrique Capriles 6.386.155 (44,55 por ciento), y otros cuatro aspirantes reunieron 86.483. Ha sido la participación más alta del electorado en las últimas tres décadas, cifrada por el Consejo Nacional Electoral en el 80,9 por ciento.
Chávez dijo al celebrar el triunfo junto a sus partidarios que «Venezuela no volverá nunca más al neoliberalismo, y seguirá transitando al socialismo, democrático y bolivariano, del siglo XXI». El mandatario de 58 años saludó «el talante democrático de la oposición», que reconoció su victoria, y dijo que a ese sector le «tiendo mis dos manos para que trabajemos juntos por el bienestar de la patria».
Capriles, dinámico opositor de 40 años, reconoció el revés «pues el pueblo se expresó y eso para nosotros es palabra sagrada», y pidió al vencedor «respeto y consideración para la casi mitad del país que no está de acuerdo con él».
«Abrir las puertas al diálogo y al entendimiento es normal en cualquier democracia después de una elección, pero en Venezuela es un hecho extraordinario», observó el politólogo y académico de la Universidad Central, Carlos Raúl Hernández.
Venezuela «tiene quebrada buena parte de su estructura productiva, no diversifica su economía, es el único país de América Latina que en los últimos 15 años no incrementa sus exportaciones y, aun con el precio del petróleo a 100 dólares el barril, debe endeudarse sin poder conjurar las demandas sociales», sostuvo Hernández.
Chávez, «con el mandato recibido, tiene la oportunidad de emprender una rectificación y convocar a todos los sectores para encarar esas dificultades, pero si opta por profundizar sus políticas socializantes como hasta ahora, marcharemos a un gran desastre en poco tiempo», opina.
En los últimos años, el presidente implantó férreos controles sobre la economía, nacionalizó y expropió más de 1.000 firmas de todo tamaño, y su programa de gobierno para el sexenio 2013-2019 plantea profundizar la propiedad social sobre medios de producción con empresas en manos de comunidades que se articulen en un «tejido socialista».
«El desafío de Chávez está en lograr una apertura que implique superar la economía rentista de Venezuela, cuya sociedad y clase política se alimentan de los ingresos del petróleo, y eso lo puede hacer bajo la Constitución de 1999, más avanzada incluso que su discurso», señala el sociólogo y docente universitario Alexander Luzardo.
El mandatario «ha basado su gestión en la distribución de renta, dirigiéndola hacia los sectores populares, pero sin garantizar la sostenibilidad de ese ingreso mediante el desarrollo de una economía diversificada y ambientalmente sostenible», afirma Luzardo.
En su opinión, «Venezuela debería dotarse de un buen sistema de seguridad social, y la educación, que con este gobierno se ha ampliado en términos de inclusión, debe ahora ganar en calidad y valor científico y tecnológico».
Para todo ello «un dato duro de la realidad es que este gobierno tiene seis millones y medio de opositores, no un grupito que pueda obviarse sino casi la mitad del país, hacia quienes también debe dirigirse una política inclusiva», añade el analista. «Chávez debería aprender de Nelson Mandela», resumió en referencia al líder y expresidente sudafricano que tuvo que desmontar el «apartheid».
El mandatario «debe gobernar no solo para los ocho millones de personas que votaron por él sino también para los otros 6,5 millones», dice el politólogo Gabriel Reyes. «Venezuela está desgraciadamente partida en dos mitades. Un país así dividido no puede prosperar. Si Chávez quisiera entender esta sencilla verdad comprendería que debe efectuar un viraje en su modo de entenderse con sus adversarios», dice en un editorial en su diario Tal Cual el antiguo líder socialista Teodoro Petkoff.
Su viejo rival dentro de la izquierda, José Vicente Rangel, partidario de Chávez, escribe en cambio que «la minoría que conforma la oposición está obligada a comportarse democráticamente».
Para Rangel, como para buena parte de los dirigentes oficialistas, «los problemas que ha tenido Venezuela durante la etapa del proceso bolivariano provienen de la actitud antidemocrática de una oposición que optó por arremeter contra el orden constitucional», sostuvo en alusión al fugaz golpe de Estado de abril de 2002.
Tanto quienes celebran el triunfo como quienes lamen sus heridas se preparan para la siguiente batalla electoral, el 16 de diciembre, cuando se escogerán gobernadores de los 23 estados y el alcalde mayor de Caracas.
Aunque Chávez haya ganado este domingo en 22 de los 24 distritos, «las realidades culturales y sociales de las regiones, de cara a la elección de gobernadores, son diferentes, y el resultado nacional no tiene por qué reproducirse», advierte Luzardo.
Hernández, por su parte, descartó que se fracture para esos comicios la alianza opositora Mesa de Unidad Democrática que reúne a más de 20 partidos nuevos y tradicionales y de la que Capriles fue el abanderado. «No hay nada que una y enseñe más que la necesidad», comenta Hernández. La Mesa Democrática ya escogió en elecciones primarias a sus 24 candidatos regionales.
Otra incógnita que solo se despejará con el tiempo es si Capriles podrá mantenersee como líder máximo o abanderado de la oposición. Desde el exterior, entretanto, mandatarios aliados de Chávez como los de Argentina, Bolivia, Cuba y Ecuador, le han enviado mensajes plenos de felicitaciones y regocijo.
Estados Unidos, por boca del portavoz William Ostick, de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, llamó a Chávez a «tener en cuenta en el futuro las posiciones de más de seis millones de personas que votaron por la oposición».
Desde la Unión Europea, la jefa de su diplomacia, Catherine Ashton, dijo en un comunicado que «la victoria conlleva responsabilidad. En su nuevo mandato, el presidente Chávez debe llegar a todos los segmentos de la sociedad venezolana para reforzar las instituciones y promover las libertades fundamentales, la inclusión y el desarrollo económico sostenible»