El nuevo presidente francés se enfrenta a una apretada agenda internacional que empieza sólo unas horas después de su investidura, con un crucial cara a cara con la canciller alemana, Angela Merkel, que no le ha concecido ni un minuto de gracia en su mandato. Según la cadena «France 2», el domingo estuvo trabajando en su casa de París en la formación del Gobierno, que dará a conocer el miércoles, un día después de presentar al que será el primer ministro, para el que se repite un nombre en las quinielas, el alcalde de Nantes, Jean-Marc Ayrault, hasta ahora portavoz de los diputados socialistas,.
El sábado, el presidente electo se dedicó a la preparación de sus dos primeras grandes citas internacionales, la entrevista con Merkel en Berlín y su desplazamiento el fin de semana a Estados Unidos para entrevistarse con el presidente Barack Obama, y participar sucesivamente en las cumbres del G8 y de la OTAN, donde formalizará la retirada anticipada de las tropas de Afganistán.
El encuentro con Merkel es, con diferencia, el que más atención ha generado, porque es bien conocida la promesa del líder socialista francés de renegociar el nuevo tratado de la UE firmado a principios de marzo para incorporar al ajuste fiscal medidas de reactivación económica. Ese fue uno de los principales puntos de su programa electoral. Una renegociación a la que la canciller germana se opone de forma tajante, como se ha esforzado en recordar durante la última semana. Con cierto tono conciliador Merkel ha dicho que el encuentro servirá para conocerse mutuamente y que a partir de ahí «se desarrollará una buena cooperación». Tanto Merkel como Hollande han dejado a sus colaboradores marcar el escenario de la negociación. Una vez más, Merkel va a recordar su posición de austeridad y Hollande de defender el crecimiento económico sin sacrificar el Estado social.
El portavoz del Partido Socialista francés, Benoît Hamon, ha dicho que «es hora de que Merkel escuche», porque «tiene que entender que no puede decidir sola la suerte de toda Europa» y porque la austeridad que diseñó junto al presidente francés saliente, Nicolas Sarkozy, «conduce» a la situación actual de Grecia.
Hollande ya habla de añadir algunos cambios en el tratado europeo -que contendría a la vez el principio de una renegociación y el de no tocar lo ya suscrito- cuyo contenido no necesariamente debería cerrarse esta semana, sino que podría esperar a la cumbre extraordinaria de la UE de la semana que viene.
Este lunes el nuevo inquilino del Elíseo ha mantenido consultas con los barones de su partido y ha preparado los últimos detalles para la investidura, que se llevará a cabo en el Palacio del Elíseo con el traspaso de poderes de Nicolas Sarkozy -incluidas las maletas con los códigos de las armas atómicas- y que, como siempre, va aparejada con gestos simbólicos.
Tras salir de su nueva residencia oficial, Hollande se postrará, poco antes del mediodía, ante la llama en recuerdo del soldado desconocido en el Arco de Triunfo y luego rendirá tributo a otros dos personajes: al padre del modelo de la escuela pública y laica francesa, Jules Ferry, y a la científica Marie Curie. De ahí irá al ayuntamiento de París, para ser agasajado por el alcalde socialista, Bertrand Delanoe, y después volará a Berlín.