Se han cumplido los pronósticos y aunque por una escasa mayoría, Hollande ha ganado, se convierte en el séptimo presidente de la Quinta República y devuelve el poder a los socialistas en Francia 17 años después. Cumple así las expectativas de toda la izquierda europea, que confía en que su papel al frente de la segunda potencia de la UE arrastre hacia nuevas políticas con sus planteamientos, que dan un giro radical a las de Sarkozy, en clave interna y europea.
En su primera intervención tras conocer su triunfo, Hollande ha prometido ser el presidente de todos los franceses y cumplir «con ejemplaridad» su función además de enviar un «saludo republicano» a su rival, Sarkozy. El nuevo presidente dice sentirse orgulloso por devolver la esperanza a muchos franceses: «Imagino su emoción. La comparto. Esa emoción debe ser la de la responsabilidad».
Consciente de que toda Europa está hoy pendiente de Francia y de él mismo, Hollande ha dicho: «Europa nos mira, estoy seguro que en muchos países europeos el resultado ha supuesto un alivio, una esperanza, la idea de que finalmente la austeridad no puede ser inevitable».
También ha habido ya un mensaje conciliador con la canciller alemana, Angela Merkel, a quien ha criticado durante su campaña por su dureza al diseñar las políticas de ajuste de la UE. «En adelante, será mi misión, dar a la construcción de Europa una dimensión de crecimiento, empleo y prosperidad. Es lo que diré todo lo que pueda a mis socios europeos y especialmente a Alemania debido a la amistad que nos une», ha dicho Hollande.