Era el discurso de presentación de Hollande como presidente de Francia ante las representaciones diplomáticas en el país y el nuevo titular del Elíseo ha querido dejar claro que está dispuesto a jugar un papel determinante en las relaciones internacionales. Ha habido referencias a Europa, a Egipto, a Irán, a Afganistán, pero el conflicto sirio ha sido el eje principal de su discurso.
Para empezar, un principio básico: «Bashar al Assad debe irse. No hay solución política con él. Constituye una amenaza». Hollande se refiere a la violencia contra el pueblo sirio y a la estabilidad en Oriente Próximo, con una mención específica a Líbano. Por eso cree que «los responsables de las ingominias deben ser llevados ante la Corte Penal Internacional».
Pero el presidente francés va más allá: «Francia asume todas sus responsabilidades y no ahorrará ningún esfuerzo para que el pueblo sirio obtenga su libertad y su seguridad». Pero el obstáculo está en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde Rusia y China siguen bloqueando cualquier acción directa contra el régimen sirio. Hollande considera que «la crisis siria es peligrosa para todo el mundo» y que debe haber un consenso de la comunidad internacional, «pero inmediato». Es preciso actuar», dijo.
En ese sentido, el presidente francés asegura que «estamos muy vigilantes con nuestros aliados para prevenir el empleo de armas químicas por el régimen, que sería para la comunidad internacional una causa legítima de intervención directa».
Más propuestas desde la jefatura del Estado francés, que pide a la oposición siria que se constituya en gobierno provisional, inclusivo y representativo para convertirse en el representante legítimo de la nueva Siria», con la promesa de que Francia lo reconocerá desde el momento en que se forme.
Otro problema inmediato, los refugiados sirios. Hollande ha anunciado que Francia trabaja ya en la creación de zonas tampón propuesta por Turquía y ha sugerido a la ONu que instale campos de refugiados en las fronteras. El ministro turco de Relaciones Exteriores Ahmet Davutoglu, advirtió la semana pasada que su país no podría aceptar más de 100.000 refugiados sirios en su territorio y que la creación de una zona tampón sería indispensable para contener la salida de refugiados.