Hollande justifica su intervención en África y apela a la legitimidad que da responder a una llamada del presidente de Malí respaldada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero además, el presidente francés dice contar con el apoyo de los países europeos y de los africanos, que van a formar la fuerza internacional «para que Malí recobre su integridad territorial».
«No se trata de conquistar un territorio ni de querer aumentar nuestra influencia o de buscar no sé qué interés comercial o económico. Francia debe ayudar a un país amigo. Ese país amigo es uno de los más pobres del mundo y es víctima de ese terrorismo que ahora toma las formas más temibles», dice Hollande adelantándose a las críticas y recalcando el papel humanitario de la misión.
Ahora hay 1800 militares franceses en Malí, pero serán 2.500 o incluso más, según ha anunciado el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, en una entrevista en televisión. La prioridad ahora es controlar la ciudad de Kona, recuperada el juevespor las tropas malienses, y acceder a Diabali, donde la situación es más complicada.
Según un sondeo de Ifop, el 65% de los franceses está de acuerdo con la intervención militar francesa en Malí y un 34% la rechaza. La misión tiene más apoyos entre socialistas y votantes del Frente de Izquierda que entre conservadores y ultraderechistas.