«Hércules en la corte de Onfalia», Museo Thyssen
Madrid, hasta el 2 de marzo de 2014
El hall del Museo Thyssen acoge la obra Hércules en la corte de Onfalia (1537) de Hans Cranach, tras el proceso de restauración y estudio técnico al que ha sido sometido durante los últimos meses. El proyecto se ha podido llevar a cabo con el patrocinio de la Embajada alemana en España a través del Programa de Conservación del Patrimonio Cultural del Ministerio de Relaciones Exteriores. Junto a la obra restaurada, se presentan también imágenes del antes y el después de los trabajos, así como un video que incluye todos los detalles de la intervención, análisis de materiales, Rayos-X, reflectografía infrarroja y fotografías ultravioleta y de alta resolución, en un montaje que podrá visitarse hasta el 2 de marzo.
Tras el estudio científico previo, el tratamiento realizado ha consistido principalmente en la limpieza del cuadro, eliminando la capa de barniz que había amarilleado con el paso del tiempo, así como la corrección de antiguos retoques y repintes, y la consolidación del soporte y de la capa pictórica. Como resultado, se puede contemplar ahora la obra totalmente renovada, tal y como fue concebida por su autor, Hans Cranach (1513-1537), con una mayor sensación de profundidad y con el rico colorido y los delicados matices que permanecían ocultos bajo las capas alteradas.
Una obra que invita a la reflexión
Hércules en la corte de Onfalia narra un episodio mitológico ocurrido en Lidia, a donde el héroe había llegado para redimir su culpa tras asesinar a su amigo Ifito. La reina Onfalia le convierte en su esclavo y amante, y le obliga a vestir con ropas de mujer y a realizar tareas femeninas, mientras que ella, que no está representada en esta escena, luce las ropas y los atributos del héroe.
Hércules aparece en el cuadro hilando, con mirada afligida y rodeado por tres cortesanas; una le mira con deseo, frente a la expresión más tierna y ensimismada de la segunda figura y de una tercera dama que dirige la mirada fijamente al espectador para hacernos partícipes de la escena. La interpretación que se extrae de la composición no es otra que la del dominio de la mujer sobre el hombre, a la que alude también la inscripción latina con mensaje moralizante del fondo, así como la presencia de las perdices colgando de un cordel, tradicionalmente símbolo de la lujuria, aunque también puede hacer referencia a la caza.
La reflexión sobre ese intercambio de papeles y los estereotipos de género, un motivo muy popular en su época, nos acerca a un asunto de gran relevancia también en nuestros días que ha sido objeto de varios estudios académicos: Hércules, el gran héroe griego y símbolo de fuerza y virilidad, está obligado a realizar tareas que, en aquella época, eran exclusivas de las mujeres. Hay un claro cambio en la perspectiva de género: Onfalia asume el papel masculino y Hércules, su esclavo y ciego de pasión, el femenino.
Puedes hojear el estudio técnico en la web del Museo Thyssen