La casa de apuestas británica William Hill se frotaba las manos en abril de 2011 ante la boda del año, la del príncipe Guillermo y su prometida Kate Middleton. Como conocen bien a sus clientes, decidieron abrir apuestas sobre los detalles del enlace y los jugadores podían apostar a si al padrino, el príncipe Enrique, se le caería el anillo durante la ceremonia o a si su estado de embriaguez le permitiría terminar su discurso. El enlace estableció un récord de ingresos en la categoría de apuestas no deportivas o hípicas.
Dos años después, el negocio vuelve a estar servido con el inminente nacimiento del primogénito de la pareja, que ya inspira a apostadores y supersticiosos de todo el mundo que miran a las estrellas y a los posos del café para tratar de predecir el nombre, el sexo, el color de pelo e incluso el peso del futuro heredero de la corona británica.
«Es un mercado mundial. Como a los británicos, hay gente en todo el mundo a la que le gusta la familia real», ha declarado a varios medios Joe Crilly, de la casa William Hill.
Esta casa es la misma que aceptó las primeras apuestas sobre la familia real con motivo de la boda de Carlos y Diana y el nacimiento de Guillermo. «Antes de esto, estaba mal visto, pero en cuanto Diana entró en la familia real, todo se distendió un poco. Entonces pensamos que era el momento de tantear el terreno», explica Graham Sharpe con 40 años de experiencia en la compañía.
5000 A 1: varón, pelirrojo y se llamará Psy
«Pensábamos que la boda de Guillermo y Catalina era el mayor acontecimiento real en materia de apuestas, pero el nacimiento será algo todavía más importante», asegura Alex Donohue, de la casa Ladbrokes.
El nombre del bebé es la apuesta más popular. Si es niña (y la mayoría de los apostantes lo piensa a pesar de que no hay ninguna evidencia) los favoritos son Alejandra, por ser el segundo nombre de la reina Isabel II; Carlota, el segundo nombre de la hermana de Catalina, Pippa; Isabel, Diana y Victoria, un homenaje a la reina que ocupó más tiempo el trono de Inglaterra.
La tradición dice que, si es niño, se podría llamar Jorge, Jaime y Luis, los tres nombres que más apuestas congregan. Pero hay opciones mucho más divertidas.
Una casa de apuestas irlandesa ha aceptado una apuesta de 500 contra 1 a que el pequeño príncipe se llamará Hashtag, una palabra utilizada en las redes sociales y que significa «tema de interés», «trending topic»...
Los ingleses, fieles a una tradición humorística de ironía fina, también han elegido Wayne y Waynetta, los nombres de la pareja de proletarios protagonista de una serie cómica británica, que están en 250/1 y 500/1, respectivamente en las tablas de apuestas.
Hay quien ha apostado, no se sabe porqué, a que el bebé se llamará Psy, como una estrella del pop surcoreana, pero sus puestas están 5.000 contra 1, hay poco que hacer.
«Vemos que hay un difícil dilema, porque por un lado Guillermo y Catalina son una pareja bastante moderna, pero por otro tienen mil años de tradición real detrás de ellos y no quieren contrariar a la reina», ha explicado Rory Scott, de la casa Paddy Power.
El color del pelo favorito es el castaño, seguido del rubio y del moreno, mientras el pelirrojo, como su tío Enrique, no está recibiendo muchas apuestas.
La casa Paddy Power prevé obtener un 30% más de apuestas que con la boda (recibieron unas 10.000), con unos ingresos esperados de 300.000 libras, unos 350.000 euros.
Estas sumas, eso sí, no tienen nada que ver con las verdaderas apuestas de los grandes acontecimientos deportivos en las que, como ocurre con la carrera de caballos Grand National, un único apostante puede ganar 50 millones de libras.
El nacimiento del primer hijo/hija de William y Kate está sujeto a una observación permanente por parte de estos adivinadores profesionales, tanto que, según las casas de apuestas hay un tema que no tienen del todo claro y les preocupa: ¿Cómo dará a luz Catalina? ¿Será cesárea?¿Parto Natural?¿Le pondrán la epidural? O, como ya aparece en los tabloides más amarillos del reino, ¿será «demasiado elegante para empujar» (too posh to push)?
Apuesten señoras y señores, la suerte está echada.