Hacia una nueva ciencia europea

Predecir el momento en el que va a venirse abajo una población de peces o el sistema financiero mundial, ya no es cosa de adivinos sino de científicos.

Jordi Bascompte (Gerona, 1967), investigador del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), premio EURYI, ha trabajado con un equipo internacional que ha identificado el momento en el que se producen los cambios que señalan el camino sin retorno de sistemas tan diferentes como el colapso de un lago, un cambio en el clima, cuando se va a producir un ataque de asma o la caída de una Bolsa. Euroxpress ha hablado con Jordi Bascompte de su trabajo como investigador.

Jordi Bascompte
Jordi Bascompte

¿Cómo surgió la idea de esta investigación?

La idea refleja un proceso muy bonito. En ciencia hay una excesiva especialización, venimos trabajando cada vez en detalles más pequeños y ese tipo de ciencia, que ha sido exitosa en muchos aspectos, tiene muchos problemas a la hora de enfrentarse a retos como predecir si una población de peces del Atlántico norte va a colapsar o predecir si va a haber cambios abruptos en el cambio del clima. Ese tipo de problemas, necesita de otro tipo de aproximación. De una aproximación integrativa interdisciplinar.

Han participado científicos de ramas muy diferentes

Algunos somos ecólogos, otros climatólogos, otros trabajan en economía y la idea era reconocer que a pesar de que nuestros sistemas de estudio son tan diferentes en realidad todos intentamos contestar la misma pregunta.

Todos esos sistemas tan diferentes ¿emiten señales de auxilio parecidas?

Efectivamente. Todos estos sistemas de los que hablamos y otros, son lo que se consideran sistemas no lineales. De alguna forma los hemos empezado a conocer en las últimas décadas. En este tipo de sistemas no hay relación entre una perturbación y su consecuencia.

Uno de los ejemplos que hemos venido estudiando es el de los estados de los lagos. Uno en principio tiene un lago prístino, un lago con aguas muy claras, con una gran cantidad de peces y en un momento determinado se empieza a verter nitrógeno. Vamos haciendo eso hasta que llegamos a lo que se llama un umbral crítico, un umbral de transición. Si añadimos un poco más de nitrógeno va a haber un cambio abrupto en el estado del sistema y vamos a pasar a tener un lago eutrofizado. Es decir un lago con aguas túrbidas, con un gran crecimiento de unas pocas especies de algas, una falta de oxígeno llamativa y por lo tanto un empobrecimiento en las poblaciones de peces. Predecir el punto en el que se va a producir ese cambio es tremendamente importante. Porque la magnitud del cambio es muy grande y una vez que se ha producido volver el lago a su estado original es tremendamente difícil.

¿No se conocía esa forma de reacción?

Ya sabíamos que existían ese tipo de umbrales de transición en todos esos tipos de sistemas, lo que todavía no sabíamos, y es lo que hemos intentado abordar en este último artículo, es si podemos predecir esos umbrales antes de que tengan lugar. Una cosa es que se sepa que los lagos tienen esos tipos de cambio y otra cosa es decir ¿puedo predecir el momento en el cual estamos en la vecindad de esa perturbación?. Fíjate, que es una pregunta con grandes implicaciones prácticas...

¿Y...?

La respuesta es sí puedo predecirlo. Si en ese momento yo tengo una señal de alarma, un semáforo rojo que se encienda y que me diga que estoy cerca de ese punto de transición, es relativamente sencillo y relativamente barato el reducir un poquito la concentración de nitrógeno y mantener el estado prístino.

¿Se puede predecir con suficiente tiempo de antelación?

En un principio sí, no es un resultado que se pueda decir exactamente en qué momento va a colapsar una bolsa de valores, por ejemplo. Hay que verlo más como un primer paso. Como la verificación de que hay esos indicadores, que son bastante genéricos. De todas formas nos permite decir, podemos eventualmente tener una luz de alarma.

¿Se puede aplicar a cualquier actividad?

Se puede aplicar a muchísimos casos en los que hay una variable que va cambiando a lo largo del tiempo y cuya dinámica está regida por esas leyes no lineales. Todos esos ejemplos de los que hablábamos y muchos más. En todos ellos hay puntos críticos en los que ocurre un cambio abrupto. Son como unas bifurcaciones en las que de repente se abre un estado completamente diferente.

¿Cual ha sido su contribución en el estudio?

Yo soy ecólogo, trabajo con ecosistemas y con relaciones de ecosistemas. Si bien es cierto que yo prácticamente desde que empecé mi tesis doctoral estuve trabajando con físicos y tenía una aproximación a los ecosistemas interdisciplinar. Todavía las cuestiones de interés para mí están dentro de la biología, pero lo que me distingue de otros colegas no es tanto lo que me interesa, no tanto las preguntas que me hago, sino la forma de abordar esas preguntas. En mi caso la forma de abordar esas preguntas es utilizando ese aparato matemático que se llama la ciencia de la complejidad, que ha sido desarrolladas por físicos hace ya unas décadas.

Si se habla de investigación es necesario hablar de dinero, ¿Cómo se ha financiado el proyecto?

Cada uno de nosotros hemos tenido una financiación diferente. En mi caso yo tengo un premio EURYI, que es el acrónimo de European Young Investigators Awards, que me dieron en 2004, en la primera convocatoria. No sé si estás familiarizada con este tipo de premios, pero la idea era identificar a científicos jóvenes de excelencia e intentar traerlos o retenerlos en el espacio científico europeo, y para ello dotarles de una gran flexibilidad y de una financiación brutal. Tan buena como la que pueden dar en las mejores universidades americanas. Concretamente en mi caso era un millón de euros para poder crear mi propio grupo y poder funcionar tan bien como si estuviera en Yale, en Princeton u otra universidad así.

¿El premio Euryi lo da la Unión Europea?

Efectivamente, la verdad es que es una idea muy bonita . Se trataba de intentar mejorar el espacio científico europeo, un poco ir en contra de la tradicional fuga de cerebros. La gente brillante se va porque fuera hay muchas oportunidades para la investigación, hay una buena financiación y lo que es más importante hay mucha flexibilidad administrativa. La idea era, en vez de seguir las fórmulas clásicas de financiación en Europa, por ejemplo el Programa Marco, http://web.micinn.es, que sabes que necesita una burocracia compleja, involucra a muchos grupos, hay mucho papeleo... dijeron vamos a hacer algo que nunca hemos hecho en Europa: varios países del espacio científico europeo dan un dinero, hacen una bolsa común sin la esperanza de que haya un crédito, es decir, cada país puede dar x millones de euros sin que ello sea una garantía de que uno o dos o cinco premios van a recaer en su país. Por primera vez se hace esa bolsa de dinero, organizado por el European Science Foundation. Lo que se hace es evaluar las propuestas que hay, basándose solo en la excelencia, independientemente de donde viene esa persona, independientemente de en qué tipo de campo trabaja. Eso yo creo que es una fórmula muy bonita y muy novedosa en Europa.

Claro... y que en realidad ha dado sus frutos

Efectivamente, está mal que lo diga yo que soy parte implicada, pero en realidad ha dado sus frutos no lo digo por mí, hablo por mucha otra gente.

Hasta ahora se han realizado cuatro convocatorias y en cada una se han dado 25 premios. Creo que se ha conseguido preparar la próxima generación de investigadores. Fíjate que algunos de los que están detrás del esquema EURYI, forman parte del comité Nobel. En parte se basaron en esa experiencia para este proyecto. Un premio Nobel se da a una persona consagrada que ha hecho un gran descubrimiento y que ya está en la recta final de su carrera científica. En este caso la idea es dar un premio de la misma magnitud económica, pero a alguien que está al principio de su carrera.

Eso sí que es un cambio abrupto.

Leer el artículo "Early-warning signals for critical transitions " en la revista Nature.