La Comisión Europea ha trabajado incansablemente para evitar el hundimiento de las economías de la Unión, a raíz de la especulación y las burbujas crediticias propiciadas por la falta de regulación y supervisión de los mercados financieros, cuyas secuelas pusieron de manifiesto que muchos Estados miembros vivían por encima de sus posibilidades y no eran lo bastante competitivos.
Por otra parte, y a pesar de la gran interdependencia de nuestras economías, no disponíamos del marco de gobernanza sólido que habría permitido evitar políticas inadecuadas y hacer frente a la crisis cuando esta llegó. Durante los últimos cinco años, la Comisión ha sido el motor de las iniciativas ideadas para solucionar estos problemas.
En la actualidad, Europa ampara a los ciudadanos y contribuyentes mediante una regulación más estricta que protege el ahorro, hace que los bancos sean más responsables y limita las conductas arriesgadas de los banqueros. Hemos restaurado la equidad en el sistema y hemos dado pasos decisivos –impensables antes de la crisis– para crear una Unión Bancaria. Esto ha permitido mejorar la reglamentación del sector financiero y dotar a los reguladores financieros de herramientas más eficaces para supervisar a nuestros bancos, hacer frente a situaciones económicas adversas y proteger a los ahorradores.
Hemos establecido un sistema de gobernanza económica y presupuestaria colectiva a escala de la UE que garantiza que todos los gobiernos mantengan sus finanzas públicas saneadas y que se realicen las reformas necesarias para conservar la competitividad de nuestras economías. Nos hemos puesto de acuerdo para crear un mecanismo que conceda préstamos a los países que sufran más presión de los mercados. El euro, que ha ganado miembros en lugar de perderlos, ha salido de esta crisis aún más reforzado. Hemos utilizado todos los medios a nuestro alcance para mantener el empleo y lograr que quienes hayan perdido su puesto de trabajo se reincorporen al mercado laboral, prestando especial atención al grave problema del desempleo juvenil. Hemos acordado un nuevo presupuesto de la UE centrado en las inversiones a favor de los Estados miembros, las regiones, las empresas y las personas. Y para impulsar el crecimiento y crear más empleo, hemos abierto nuevos mercados: en nuestro continente, gracias al desarrollo del mercado único y a la defensa de nuestras cuatro libertades, y en el resto del mundo, a través de ambiciosos acuerdos comerciales.
Además de la gestión inmediata de la crisis, hemos elaborado un plan a largo plazo para modernizar las economías de Europa. Nuestra estrategia Europa 2020 fija objetivos realistas, aunque ambiciosos, para conseguir un crecimiento inteligente, sostenible e integrador. El nuevo presupuesto de la UE pretende incrementar la competitividad priorizando la investigación, la innovación y las infraestructuras, con especial atención a la interconexión de Europa en los sectores de los transportes, la energía y las redes digitales. Hemos ampliado los objetivos en materia de energía y cambio climático para 2020, adoptados por la Comisión anterior, a fin de establecer un marco hasta 2030. La competitividad, la sostenibilidad y la seguridad del abastecimiento son elementos esenciales de nuestras políticas en este campo. Por último, en nuestro Plan director hemos definido un planteamiento claro para realizar la unión económica y monetaria.
Jean Monnet afirmó: «Siempre pensé que Europa se construiría en las crisis». Hemos demostrado que tenía razón y que los escépticos estaban equivocados. Y hemos dejado patente lo que se puede lograr cuando las instituciones de la UE y los Estados miembros trabajan juntos.
Dotar a Europa de una voz en la escena mundial
En un mundo cada vez más globalizado, el tamaño es importante. La crisis económica, las negociaciones mundiales sobre el cambio climático, los problemas de seguridad energética, la migración, la Primavera Árabe y, más recientemente, Ucrania han puesto de manifiesto que la UE solo es eficaz cuando actuamos unidos.
La crisis económica ha situado a Europa en el foco de atención, pero también ha demostrado nuestra capacidad para influir en la escena internacional. La Unión Europea ha establecido la norma mundial en muchos ámbitos, desempeñando un destacado papel en foros globales como el G8/G7, el G20, la OMC y las Naciones Unidas. También hemos marcado una mayor presencia europea en todo el mundo, así como en los países de nuestra vecindad. Ya sea en África, Asia, América Latina, el Pacífico o el Caribe, seguimos siendo el principal donante de ayuda mundial, a pesar de la crisis, y hemos reforzado nuestras alianzas políticas.
El Premio Nobel de la Paz recibido en 2012 debería ser un recordatorio de que la UE representa la paz, la esperanza y la estabilidad. Ninguno de esos valores debe darse por descontado. La situación que ahora se vive en Ucrania demuestra cómo el demonio de la política del poder puede levantar la cabeza sin previo aviso. Las imágenes de los jóvenes ucranianos enarbolando la bandera europea como símbolo de un futuro más libre y prometedor son una prueba de lo mucho que hemos logrado. La UE apoyará siempre la libertad y la democracia en los países de su entorno y en cualquier otro lugar.
*Publicado en el documento «Hitos de la Comisión Europea» (2009-2014)