El comité del premio Nobel de Oslo destacó en 2004, cuando le otorgaron el galardón, que tuvo un acercamiento global al desarrollo sostenible que «abraza la democracia, los derechos humanos y en particular los derechos de la mujer».
Maathai, nació en Kenia y en un tiempo en el que la mujer y mucho menos la africana estudiaba ella lo consiguió gracias a la ayuda de su hermano mayor. Estudió en Estados Unidos y Alemania. A su vuelta a Kenia empujó a las mujeres a plantar árboles y a cocinar de una forma sostenible.
En su autobiografía «Con la cabeza bien alta» cuenta como el medio ambiente de su región se había ido degradando con el tiempo. Tuvo que luchar contra el poder y la corrupción que la llevó en varias ocasiones a la cárcel.
Su movimiento se extendió a toda África y más allá. En España el pasado año, se creó un bosque en su nombre en Villafranca del Cid y la iniciativa Plantemos para el Planeta del Programa del Medio Ambiente de Naciones Unidas (PNUMA), plantará unos 20.000 árboles en su honor.