Los dos herederos al trono británico han hablado en español, mandarín, árabe, suahili o vietnamita, para condenar la caza de especies como elefantes, tigres o rinocerontes. Un comercio que mueve casi 10.000 millones de dólares anuales y que se ha disparado especialmente en Asia, alimentando la ambición de los cazadores furtivos. Cada diez horas se mata un rinoceronte para vender su cuerno, con un precio de unos 40.000 euros el kilo, superando al oro o la plata.
En diez años, se ha diezmado el 62% de la población de elefantes africanos. Hace un siglo unos 100.000 tigres vivían en estado salvaje en Asia, y ahora quedan unos 3.200. Sus huesos se pagan a unos 900 euros el kilo.
El vídeo, emitido este domingo, en el que aparecen padre e hijo, dura 9 minutos y fue grabado en noviembre en Clarence House, la vivienda del príncipe Carlos en Londres. Ambos hablan de «los niveles sin precedentes a los que ha llegado la violencia contra estos animales». El príncipe Carlos añade que «no es solo un problema de superviviencia de algunas de las especies más preciadas del mundo, sino también para la economía y la estabilidad política de numerosas áreas alrededor del mundo.
El asunto no está exento de polémica, porque el mismo día en que padre e hijo lanzan esta campaña mundial, el duque de Cambridge y su hermano Harry están en Ciudad Real, cazando ciervos y jabalíes. La casa real británica ha declinado hacer cualquier comentario al respeto y ha señalado que Guillermo es «un defensor apasionado de la vida salvaje».