Bruselas impone aranceles antidumping de un 11,8 por ciento desde este jueves y hasta el 6 de agosto a los paneles solares chinos que se importan a la UE, si en esa fecha no se ha llegado a un acuerdo la tasa será del 47,6 por ciento. China vende sus paneles a precios muy por debajo de su valor.
En septiembre de 2012 la Comisión abrió una investigación que ha llevado a la conclusión de que algunas empresas chinas estaban vendiendo paneles solares en Europa a un precio inferior a su valor normal en el mercado, con el consiguiente perjuicio a los fabricantes de paneles solares de la Unión Europea. En realidad los paneles solares chinos se venden un 88 por ciento por debajo de su precio.
En principio el arancel que la Comisión iba a imponer era del 47 %, pero lo ha rebajado al 11,8 por la presión de varios de los Estados miembros, 18 de los 27 en realidad, que temen que comience una guerra comercial entre la UE y Pekín y sus exportaciones peligren.
De hecho, en la reciente visita del primer ministro chino Li Kegiang, a Alemania la canciller Merkel le aseguró que intercedería ante la CE para que no impusiera una multa a los exportadores de paneles solares.
El comisario de comercio, Karel de Gucht, ha asegurado que «esta es una oferta única a la parte china, a la que se da un incentivo muy claro para negociar», y ha añadido «Proporciona una oportunidad muy clara para las negociaciones, pero ahora la pelota está sobre el tejado chino».
El arancel que ha anunciado este martes el comisario de Gucht y que da pie a la negociación es del 11,8 hasta el 6 de agosto, si no se llega a un acuerdo subirá hasta el 47,6 por ciento. En diciembre la tasa entraría en vigor durante cinco años.
Alemania y Reino Unido son los que más están presionando para que no se perjudique a China, dicen que sus productos sufrirán las represalias en el mercado chino. Por otra parte Italia y Francia dicen que los productos chinos baratos están inundando el mercado europeo empujados por los subsidios de su gobierno.
La producción china de paneles solares es del 150 % de la demanda mundial y las importaciones a la UE representan más del 80 % del mercado de paneles solares. Si no se toman medidas se podrían perder 25.000 puestos de trabajo en la UE, y la industria solar dependería de los paneles chinos que en ese momento subirían de precio.