En Washington, centenares de personas han formado una larga cadena humana desde la Casa Blanca hasta la Corte Suprema estadounidense para protestar contra esta prisión, que se ha convertido en un símbolo de la falta de respeto sistemático a los derechos humanos. En Bruselas, Amnistía Internacional ha convocado un acto para denunciar que «la continuidad del centro supone un legado tóxico para los derechos humanos». En París, han tapado con ropa naranja una réplica de la estatua de la libertad . Acciones similares se han producido en otras ciudades como Madrid, Estocolmo o Londres
El británcio pakistaní Moazam Begg, tiene 43 años fue arrestado en Pakistán bajo sospecha de estar relacionado con Al Qaeda. Antes de llegar a Guantánamo fue enviado a un centro de detención de Bagran, en Afganistán. «Allí fui torturado físicamente y cuando llegué a Guantánamo la tortura fue más psicológica». Estuvo dos años encarcelado sin cargos. Desde 2004, cuando fue liberado, vive en el Reino Unido y se ha dedicado a luchar para conseguir la liberación de otros reclusos. «Fui interrogado unas 300 veces y nunca llegaron a acusarme de nada». Una historia similar explica el ex cámara de la cadena Al-Jazeera, Sami al-Hajj que estuvo en la prisión militar más de 6 años, que exige a Estados Unidos que pida perdón a todos los que estuvieron detenidos sin tener pruebas.
Dos días después de llegar a la Casa Blanca en enero de 2009, Barack Obama cumplía su promesa electoral y firmaba el cierre de Guantánamo en el plazo de un año «a partir de hoy», dijo. 3 años más tarde, la cárcel sigue abierta y el portavoz del gobierno estadounidense insiste en que «la promesa es tan firme como el primer día». El director de asuntos políticos de Amnistía Internacional, Tom Parker denuncia que «EE.UU. critica a gobiernos y regímenes de todo el mundo por hacer exactamente lo mismo que ellos hacen en esa cárcel». Amnistía ha presentado un informe titulado «Guantánamo: una década de daños a los Derechos Humanos», y la sección española ha abierto una ciberacción en www.actuaconamnistia.org, en la que se pide a Obama que libere a todos los prisioneros que no hayan sido acusados ni procesados, que prohíba las comisiones militares y que lleve a la justicia a los responsables de su país que hayan cometido violaciones de Derechos Humanos.
Esta organización ha pedido a la Unión Europea, que presione al gobierno estadounidense para conseguir el cierre. El director de AI en Bruselas, Nicolas Berger, ha dicho que «ya es hora de que reafirme públicamente su oposición a todos los abusos de Derechos Humanos que conlleva Guantánamo», y ha reconocido que Europa «prefiere combatir el terrorismo a través del derecho Internacional y Penal». También reclama que la UE depure responsabilidades en los Estados miembros que han estado «implicados en las violaciones de esos derechos» y que se depuren las responsabilidades por «las violaciones cometidas en suelo europeo».
Tanto el Consejo de Europa como el Parlamento han denunciado la connivencia de algunos Estados con los llamados «vuelos de entregas extraordinarias» de la CIA para interrogar a presuntos terroristas al margen de la ley y en lugares secretos. Además de Polonia, se cree que Lituania y Rumanía también albergaron cárceles secretas . Otros estados miembros, como España, permitieron que los aviones que trasladaban a prisioneros sobrevolaran su territorio.
La comisaria de Asuntos Internos y de seguridad, Cécilia Malmström, ha pedido al presidente estadounidense que mantenga su promesa de cerrar la cárcel. En su twitter ha escrito «ha tenido tiempo de cumplir su promesa. Es una vergüenza que todavía haya presos sin juzgar. «
Sometidos a interrogatorios y torturas, como la privación del sueño, el desconcierto con sonidos muy altos o exponiéndolos a temperaturas extremas, o a ahogamientos simulados, en esta década han muerto 8 presos, seis se suicidaron y 2 murieron por causas naturales, según informes forenses estadounidenses. Amnistía reconoce que la situación de los presos ha cambiado en los últimos años, aunque insiste en que «lo importante es que allí sigue habiendo detenidos de forma ilegal»
Al menos 12 de los 20 detenidos que llegaron a Guantánamo el 11 de enero de 2002, una base militar estadounidense de 115 km2 situada en el sureste de Cuba, todavía permanecen encerrados. 10 años después el Centro de Reclutamiento se ha convertido en un limbo judicial y en la cárcel más cara del mundo, que cuesta 800.000 euros anuales.