El Eurogrupo ha dado su visto bueno al acuerdo alcanzado por la mañana por Francia y Alemania para rescatar a Grecia de la quiebra. Después de semanas de resistencia de la canciller Angela Merkel, se ha alcanzado un pacto, en el que Berlín pone sus condiciones.

La primera es que recurrir al Fondo Monetario Internacional ha dejado de ser humillante, como se venía diciendo. El FMI participará en la operación de rescate, aunque esté dirigida desde Europa y será la primera vez que lo haga desde la creación de la zona euro en 1999. El reticente presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, ha tenido que aceptar el acuerdo, pero ha advertido de las consecuencias que puede tener el hecho de que los socios de la UE se desentiendan de sus responsabilidades.

Se calcula que el organismo internacional pondrá 10.000 millones de euros de los 25.000 previstos. Los demás países de la eurozona contribuirán según sus respectivas cuotas en el capital del Banco Central Europeo. La de Alemania está en el 18,9%, Francia, en el 14,2% y España, en el 8,3 %, aunque la participación española podría situarse en el 12,5%.

La segunda exigencia alemana y aceptada por el resto de países de la zona euro es que se tratará de unos préstamos bilaterales que no tendrán un tipo de interés subvencionado, aunque sean menores de los que Grecia está pagando ahora a precio de mercado y a merced de especuladores. Textualmente el acuerdo dice que el objetivo no será ofrecer financiación a los tipos de interés medios de la zona euro, sino fijar incentivos para volver a la financiación del mercado lo antes posible mediante un precio basado en el riesgo.

Y hay una tercera imposición de Merkel. El texto recoge un petición para que la supervisión de riesgos presupuestarios y económicos sean reforzados así como el procedimiento de la Comisión por déficit excesivo. Merkel olvida que fue Alemania quien pidió que se flexibilizara el Pacto de Estabilidad cuando Berlín no cumplía las normas acordadas por la UE. euroXpress