Grecia resiste la presión hacia la bancarrota

«Hemos decidido luchar en la batalla por evitar el desastre para el país y su pueblo, y permanecer en el euro». El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, ha querido lanzar un mensaje contundente cuando se aceleran las dudas sobre la capacidad del país para poner en marcha las reformas que exige la UE y el FMI. Se anuncian recortes añadidos, pero en la calle las protestas se recrudecen. Las medidas de austeridad han hundido a Grecia en más de un 5% en lo que llevamos de año.

El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, en Tesalónica
El primer ministro griego, Yorgos Papandreu, en Tesalónica /Foto:ekathimerini

Para el gobierno griego no hay vuelta atrás. En una visita a Tesalónica, Papandreu ha asegurado que Grecia cumplirá sus compromisos aunque la situación empeore. «Grecia va a cumplir sus objetivos fiscales haciendo todo lo que tenga que hacer».

La posibilidad del impago cobra fuerza, aunque fuentes del gobierno griego califican los rumores de «especulación organizada». A la espera del informe de los expertos de la UE y el FMI sobre la verdadera situación de la economía griega y la implementación del ajuste, el miedo se ha apoderado de los mercados y, de paso, de los socios de la UE, que tienen que facilitar otro tramo del rescate por 8.000 millones de euros, para que Grecia no se quede sin dinero en unas semanas, y aprobar el segundo rescate.

«Hemos tomado la decisión de evitar la catástrofe y eso significa tomar decisiones difíciles», dijo un Papandreu acosado desde el exterior, para que endurezca el ajuste; y desde dentro, por una población que se siente incapaz de asumir más recortes.

La cuestión es que los objetivos fiscales comprometidos no se han cumplido y en el Eurogrupo se juega entre el escepticismo y las voces que directamente piden que Grecia salga de la moneda única.

El ministro griego de Finanzas, Evangelos Venizelos, reitera que la economía del país se contraerá más de un 5% este año, pero ha dado a entender que se barajan medidas suplementarias para paliar el déficit presupuestario, es decir, más recortes en las nóminas de los funcionarios, más reformas en el mercado laboral y más privatizaciones.

Los empleados públicos griegos ya han sufrido un recorte del 20% en sus nóminas y miles de ellos han sido puestos en reserva laboral. Si no encuentran un trabajo en el sector privado en un año podrían ser despedidos o ver reducido su salario en un 60%.

La respuesta de la calle a las medidas de austeridad es constante. Este sábado, más de 20.000 personas se han manifestado en Tesalónica, donde se han producido disturbios y enfrentamientos con la policía que han acabado con más de cien personas detenidas. En Grecia, muchos restaurantes han cerrado, en protesta por la subida de impuestos.