«La carta de Atenas no cumple con los criterios acordados en el Eurogrupo el lunes», ha explicado el portavoz alemán en un comunicado. Asimismo, considera que la petición del Ejecutivo heleno no cumple con «los requisitos del programa». Sin embargo, mañana hay convocada una reunión de los ministros de finanzas de la zona euro para abordar la situación, y la respuesta de Berlín complica mucho más las cosas. Aún sin especificar los detalles de la petición griega, Atenas pide una extensión del programa llamado «Acuerdo máster para facilitar asistencia financiera».
Pese a su complejidad, la terminología en Bruselas es importante. La petición del gobierno heleno se trataría de una extensión del programa hasta agosto, tal y como solicitaba el Eurogrupo, pero bajo unas condiciones que deben ser discutidas. La agencia de noticias Reuters ha publicado la supuesta carta que ha enviado Varoufakis al Eurogrupo donde pide una extensión del programa, tal y como ha confirmado el Ejecutivo comunitario. Sin embargo, el gobierno griego lo niega. El Eurogrupo se reúne mañana y Schäuble y Varufakis volverán a verse las caras. El Ejecutivo comunitario ha confirmado que el presidente Jean-Claude Juncker ha dialogado «intensamente» con Atenas y considera el paso del gobierno heleno como «un signo positivo» que «allana el camino» para encontrar una solución.
La extensión de la ayuda
El pasado lunes, el ministro griego, Yanis Varufakis, insistió en que se aceptara una extensión del crédito que expira el próximo 28 de febrero. No obstante, el Eurogrupo y la Comisión Europea subrayaron que Atenas debía pedir una extensión del programa al completo, sujeto a una posible «flexibilidad» en caso de que Grecia cumpla los compromisos con sus socios. Atenas se negó porque el memorando en su totalidad también incluye reformas y más austeridad, una de las razones por las que la reunión se dio por finalizada de forma abrupta.
Es posible que la tercera vez sea realmente la vencida. Tras dos encuentros poco fructuosos en que las partes fueron incapaces de encontrar un punto en común, la reunión del viernes se prevé larga porque el calendario apremia. La petición formal tiene como fecha límite el 28 de febrero, pero la legislación de algunos Estados miembros como Finlandia, Alemania, Checoslovaquia y Austria exigen que cuando se hace tal petición, lo tiene que votar el Parlamento. La mala suerte de Atenas no cesa, porque son países considerados como acreedores, y grandes defensores de la austeridad.
Por su parte, Varufakis, que sabe que necesita el apoyo de quién sea, publicó en su blog el pasado miércoles, los documentos donde especifica las peticiones del gobierno griego. Entre ellas, las líneas rojas, que ya anunció el lunes en su comparecencia tras el Eurogrupo (como una subida de IVA , o bajar de nuevo las pensiones). Aunque también está dispuesto a hacer condiciones, porque así son las negociaciones. Varufakis asume que Grecia tiene problemas de liquidez (estima que necesita alrededor de 17.000 millones de euros). El país necesita ingresos: primero, por la huida de capitales antes de las elecciones griegas, también porque muchos ciudadanos dejaron de pagar impuestos confiando que Syriza los eliminaría.
Ante la situación, Varoufakis pide que se le devuelva los 1.900 millones de euros de los beneficios obtenidos por la compra de deuda griega por el BCE y solicita un fondo de 11.000 millones de euros para estabilizar la situación financiera de las entidades bancarias helenas. Todo a cambio de reformas, pero menos traumáticas para una población que se encuentra en «emergencia social y humanitaria».