El Eurogrupo difundió al término de la reunión del lunes un comunicado lleno de elogios al programa de ajuste fiscal griego y a sus restrictivos presupuestos, pero ni siquiera hubo acuerdo para liberar los 31.500 millones que Grecia necesita de forma urgente. La decisión se pospone hasta el próximo día 20 para resolver flecos pendientes.
«La eurozona concluye que los objetivos fiscales revisados, como fue solicitado por el Gobierno griego y apoyado por la troika -la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo-, serían un ajuste apropiado para el camino de la consolidación fiscal, a la vista de los desarrollos económicos recientes», ha señalado el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker.
Buenas palabras sin traducción en ayuda contante y sonante. Ya ni importa que el gobierno griego no tenga dinero para hacer frente a los inminentes vencimientos de la deuda. Son cinco mil millones de euros que Grecia conseguirá emitiendo letras del tesoro y que, según el comisario de Economía, los propios bancos griegos están en condiciones de comprar.
El coste de conceder dos años de prórroga
El Eurogrupo mira ahora más allá. Parece que no hay más remedio que conceder a Grecia una prórroga de dos años para llegar al consabido objetivo de déficit público del 3% y moderar así el impacto fiscal en la economía, pero eso tiene un coste estimado de 32.000 millones y ahí las unanimidades se resienten. La ministra austriaca, María Fekter, afirma que los contribuyentes de su país se preguntan «por qué necesitamos dinero extra para Grecia cada tres meses. Tenemos que ser más creativos».
Austria, Alemania, Finlandia y Holanda vuelven a formar el núcleo duro de la eurozona y recalcan su máxima de no dar más a Grecia a cambio de nada. El titular de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, recalcaba que «primero tenemos que ver si Grecia ha cumplido».
Del otro lado, el ministro francés, Pierre Moscovici, se mostraba partidario de dar una respuesta solidaria: «En la medida en que los griegos han hecho los esfuerzos considerables que les pedimos, ahora nosotros debemos asumir nuestras responsabilidades». El ministro español, Luis de Guindos, confía en que el Eurogrupo valide las medidas adoptadas por el gobierno griego pero pone el dedo donde más duele: «El punto más difícil es la evolución de la deuda pública de Grecia».
Eso es lo que más preocupa ahora. El Fondo Monetario Internacional (FMI) reclama una restructuración de la deuda helena y pida que los países de la eurozona asuman pérdidas en los créditos concedidos hasta ahora. «Se están estudiando todos los medios disponibles para reducir la deuda griega y se seguirán explorando en los próximos días», ha dicho la directora del FMI, Christine Lagarde. Lo pactado por Atenas era reducir su deuda hasta el 120% del PIB antes de 2020 y no se va a conseguir, ni siquiera con dos años más de plazo.