Las elecciones se celebrarán el 17 de junio y hasta entonces dirigirá el país como primer ministro interino el actual presidente del Consejo de Estado, Panayotis Pikrammenos. Su labor será de mero trámite y expresamente no podrá tomar ninguna decisión relevante que afecte a la UE o la OTAN. El parlamento salido de las elecciones del 6 de mayo se constituirá el viernes y horas después se hará la convocatoria oficial de los comicios anticipados. El legislativo, por ley, debe permanecer cerrado al menos durante tres semanas antes de la votación.
La gran incógnita es si el resultado de las nuevas elecciones servirá para superar la fragmentación del voto de las pasadas, que ha impedido formar un gobierno estable. Las previsiones son alarmantes porque si ahora los partidos favorables a respetar los compromisos griegos con la UE a cambio del plan de rescate no tenían mayoría suficiente, la previsión enturbia más el horizonte.
La coalición de Izquierda Radical Syriza, el segundo partido más votado el 6 de mayo y opuesto a mantener el memorándum firmado con la troika, será el vencedor de las elecciones anticipadas con más del 20% de los votos, según una encuesta realizada entre el 10 y el 14 de mayo. Los conservadores de Nueva Democracia y los socialistas del PASOK obtendrían un 12,% y un 10% de los sufragios, respectivamente. Los indecisos superan el 17%.
A ellos parece que se han dirigido hoy los líderes de las instituciones comunitarias y líderes de gobiernos europeos temiendo que un mayoritario voto en contra del programa de ayuda financiera de la UE y el FMI provoque el abandono de Grecia de la zona euro.
Aviso de la Unión Europea
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha dicho este miércoles que «queremos que Grecia siga siendo una parte de nuestra familia, de la UE y del euro. La Comisión Europea ha trabajado incansablemente para lograrlo y seguirá haciéndolo». Pero Barroso ha querido advertir a los votantes griegos de que su país tiene un acuerdo con Europa y que de su decisión depende también el futuro de los restantes socios de la moneda común: «Respetaremos la decisión democrática de los griegos. Al mismo tiempo, los griegos deben ser conscientes de que hay otras 16 democracias en la eurozona y que las decisiones democráticas tomadas por la eurozona también deben tenerse en cuenta».
Consciente del voto de castigo que los griegos dieron a Europa en las urnas, Barroso ha dicho que el plan de ajuste «es la menos difícil de todas las alternativas difíciles» y ya que los términos del rescate son inamovibles, ofrece, como ya hicieron Hollande y Merkel, introducir elementos que impulsen el crecimiento en Grecia.
La propia canciller alemana, el presidente del Banco Central Europeo y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional han reiterado hoy su deseo de que Grecia permanezca en la eurozona pero los ciudadanos griegos ven las orejas al lobo y, según se ha sabido hoy, entre el lunes y el martes, han retirado más de mil millones de euros de sus cuentas de ahorro y depósitos por si finalmente se vuelve al dracma y se diera una situación de corralito, que impidiera disponer del dinero que se tiene en los bancos.
La situación no es nueva porque, según estadísticas del Banco de Grecia, en los dos primeros meses de este año ya se retiraron 10.000 millones de euros y 72.000 millones desde enero de 2010, pero la ofensiva de los mercados, la inestabilidad política y el cambio de registro en la UE, resignada a aceptar un eventual abandono griego, han acentuado el temor de la población.
Según filtraciones desde los partidos políticos de las conversaciones de sus líderes con el presidente griego, Karolos Papulias, el gobernador del Banco de Grecia, Yorgos Provópulos, habría expresado su «temor a que la situación pueda derivar en un pánico bancario».
Hay otras versiones, como que, además de fuga de capitales, los griegos estén tirando de sus ahorros sencillamente porque cada día están más empobrecidos por las medidas de austeridad.