Finalmente la presidencia interina de Grecia será confiada a un tecnócrata, Lukas Papadimos, con quien se cerraban los últimos flecos del acuerdo. El nombre de Papadimos, exvicepresidente del Banco central Europeo, se ha barajado desde que Papandreu dimitió y se confió en un gobierno de concentración nacional que diera confianza a Europa.
La otra gran crisis política del día ha sido la pérdida de la mayoría por parte del primer ministro italiano, Silvio Berlusconi. El presidente de Italia, Giorgio Napolitano, ha anunciado que Berlusconi había prometido dimitir de su cargo, pero sólo después de que el Parlamento haya aprobado las reformas económicas que exige la UE.
Se espera que esas reformas se aprueben a finales de este mes. También en este caso se habla de tecnócratas para dirigir el país, algo a lo que Berlusconi se opone. Para él lo importante no es quién debe dirigir el Gobierno sino que se haga «lo que conviene al país». Claro que Il Cavaliere tiene una cierta tendencia a confundir los intereses de Italia con los suyos.
Por otra parte, este miércoles llegan a Roma los inspectores de la UE que deben ayudar a las autoridades italianas a preparar las medidas fiscales y las reformas estructurales necesarias para cumplir los compromisos con la UE y la estabilidad económica. «El tiempo es esencial. Italia se está enfrentando a presiones del mercado muy significativas en este momento» ha dicho el comisario europeo Olli Rehn.
La comisión europea espera que el ministro de finanzas italiano, Giulio Tremonti conteste al cuestionario de 40 preguntas que le ha remitido, sobre los detalles y los plazos de las reformas.
Y mientras eso sucedía en Atenas y Roma, en Bruselas los ministros de economía y finanzas de los veintisiete no han llegado a un acuerdo sobre la creación de una tasa a las transacciones financieras. Aunque cada vez más países se suman a la idea, otros como Reino Unido o Suecia se oponen con fuerza.
Lo que si han aprobado ha sido el mecanismo de advertencia y sanción a los Gobiernos que presenten desequilibrios macroeconómicos, como paro muy elevado o deuda excesiva. La ministra española de economía, Elena Salgado, ha insistido en que España no será sancionada porque está cumpliendo las recomendaciones de Bruselas.