Salieron del norte de la India hace 1.500 años buscando una vida mejor. Atravesaron Asia Central, Oriente Medio, las heladas tierras del Cáucaso y se asentaron, a su manera, en los Balcanes. Sobre todo en los actuales territorios de Bulgaria y Serbia, convertidas .en puertas de entrada del pueblo gitano en el viejo continente.
En apenas un siglo acabaron en los extremos occidentales de Europa, Reino Unido y Portugal. Porque el pueblo gitano siempre ha sido nómada. Viajeros en grandes grupos, y con escasas pertenencias, que han recorrido el continente como ningún otro pueblo. Un espíritu libre y una vida, en la mayoría de las ocasiones, alejada de los convencionalismos de toda época, lo que le ha comportado quedar en la marginación en muchas ocasiones.
Bruselas acoge una conferencia de alto nivel, con la presencia de miembros de Gobierno de diferentes países, la Comisión Europea, el inversor y filántropo George Soros y activistas de la comunidad gitana, para debatir soluciones a estos problemas. Entre ellos, el más significativo, la segregación de los niños en las escuelas que llegan hasta el 58% en Eslovaquia, el 45% en Hungría o el 35% en Grecia. En España, con datos del 10% se sitúa como el país donde los gitanos han logrado una mayor mezcla con la población local, junto a Portugal y Lituania.
En la actualidad, más de once millones de gitanos viven en Europa y seis lo hacen en la Unión Europea. Según un estudio publicado en la revista Current Biology realizado por una veintena de investigadores europeos, liderados por miembros del Instituto de Biología Evolutiva (IBE) de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, sus genes permiten confirmar el carácter cerrado y aislado de este pueblo.
Comparados con el resto de europeos o con sus antiguos vecinos indios, los gitanos presentan un alto grado de homocigosidad, es decir las dos copias de un mismo gen (la que hereda de la madre y la que recibe del padre) son iguales. Esto pone de manifiesto que poco ha cambiado en la vida de los gitanos en Europa. La endogamia a través de matrimonios consanguíneos ha sido y sigue siendo una práctica muy habitual en este pueblo y su mezcla con otros ciudadanos europeos sigue siendo muy baja.
Bruselas lo tiene claro, «realmente tenemos un problema con los gitanos», declara Viviane Reding, vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Justicia, en una reciente entrevista. Los gitanos continúan marginados en Europa. La discriminación social y laboral, dicha segregación en las escuelas y su propia agrupación en guetos impiden que los gitanos europeos se integren con sus vecinos.
Falta de iniciativas políticas
Según otro estudio llevado a cabo por la propia CE, falta un enfoque horizontal por parte de los diferentes estados. Reding achaca a la falta de interés de los políticos por este pueblo, tan históricamente europeo como cualquier otro. Mientras, las estadísticas laborales hunden aún más a las mujeres gitanas en el terreno laboral y los niños se escolarizan tarde. Muchos no terminan los estudios básicos.
Y es que, 600 años después de su expansión por el mundo, poco ha cambiado. Los gitanos continúan como una comunidad cerrada con dificultades para integrarse en su totalidad en la normalidad europea. ¿Problema de los diferentes estados? Con la incorporación de países como Hungría, Eslovaquia, Bulgaria y Rumania, la población de gitanos en la UE ha pasado de ser prácticamente testimonial a representar en algunos países el 10% de la población total.
Con el objetivo de fomentar la ansiada integración de los gitanos por parte de las instituciones, Bruselas dispuso generosas partidas económicas. Sin embargo, muchos países han hecho caso omiso a ellas, «los fondos no se usan como deberían. En el periodo 2014-2020 existe ya un mecanismo según el cual los países solo recibirán dinero de determinados fondos si presentan un plan de integración. Los resultados de invertir hoy en educación, por ejemplo, se verá en 15 años, así que es difícil políticamente. Pero el problema crece si no actuamos», destaca Reding en una entrevista, en la que propone la creación de un fondo específico para esta comunidad.
No todo son malas noticias. El informe de la CE. también destaca algunas prácticas en la buena dirección, como por ejemplo, la escolarización temprana en Finlandia, integración en los barrios de Alemania, campañas de vacunación en Polonia... España es uno de los que salen mejor parados en ese tipo de proyectos. «Siempre ha tenido gran interés y experiencia integrándolos», explica la vicepresidenta europea. El tiempo y las voluntades por ambos lados, marcarán el futuro de este antiguo pueblo en la Unión Europea.