La Casa Blanca siempre es un buen escenario para posar y eso es lo que han hecho los líderes de la Unión Europea para celebrar una cumbre transatlántica con el presidente de Estados Unidos, Barak Obama. Pero además de la foto, había una agenda llena de temas de primer orden que se ha traducido en unos resultados nada concretos, aunque calificados de esperanzadores, y una rueda de prensa en la que no admitieron preguntas.
El presidente de turno de la UE, Fredrik Reinfeldt, el presidente de la Comisión europea, José Manuel Durao Barroso y el Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad, Javier Solana, fueron los invitados de un cordial Obama, más preocupado anoche por el triunfo republicano en Virginia y Nueva Jersey.
El decisivo papel de Estados Unidos en la Cumbre del Clima de diciembre parecía el asunto estelar y la conclusión es que nada está decidido. Los líderes europeos pidieron a Obama que asuma un papel de liderazgo en la lucha contra el cambio climático y, en rueda de prensa posterior, Barroso dijo que tras el encuentro se sentía más confiado en el papel que va a desempeñar Estados Unidos contra el calentamiento global.
Obama dijo que coincide con la UE en hacer un éxito de la Cumbre de Copenhague para evitar un desastre ecológico potencial. Sin embargo, el Congreso estadounidense no parece tener prisa en adaptar la legislación con tiempo suficiente.
La UE y Estados Unidos aprovecharon la cumbre para enviar un mensaje a Irán y pedir a su gobierno que vuelva a la comunidad internacional. Obama dijo que es el momento de «elegir entre anclarse en el pasado o abrir la puerta a la prosperidad y la justicia para sus ciudadanos».
Hubo además alguna mención para evitar el proteccionismo y mejorar así el comercio mundial y la salida de la recesión y brindis por el Tratado de Lisboa, ya ratificado por los 27. Según Obama, la Europa de Lisboa va a permitir ser a la UE un mejor aliado de Estados Unidos. euroXpress