Galileo avanza, a pesar de todo

De proyecto estandarte a dolor de cabeza de la Unión Europea, el Sistema Global de Navegación por Satélite de Europa no para de aumentar su presupuesto de 3.400 millones de euros. Después de que en enero la Comisión Europea afirmara que GALILEO sería una realidad en 2014, este martes el Vicepresidente de la Comisión y comisario de Industria, Antonio Tajani, ha retrasado su puesta en marcha total hasta 2019 a causa de estos problemas presupuestarios. Pero asegura que, pese a los contratiempos, «GALILEO va a continuar».

Las dificultades no han logrado hundir al gran proyecto espacial de la Unión Europea. Antonio Tajani, Vicepresidente de la Comisión, ha anunciado este martes la firma del contrato para la gestión de las infraestructuras terrestres del Sistema Global de Navegación por Satélite GALILEO, por un valor total de 194 millones de euros. La afortunada es SpaceOpal, encargada de los centros de Alemania e Italia, gestionada por estos mismos países.

El proyecto estará operativo en 2014 con 18 de los 30 satélites previstos, lo que provocará que el sistema continúe siendo dependiente del GPS norteamericano. Es probable que la fecha de funcionamiento completo se acerque a 2019.

Con respecto a la financiación, Tajani admite un aumento aunque no se atreve a dar una cifra hasta que no se firmen los últimos contratos al principio del próximo año. «Debemos suponer que no habrá financiación complementaria para Galileo antes de 2014», asegura el Vicepresidente, «pero el programa Galileo va a continuar». Además insiste en que el programa proporcionará 90.000 millones de euros en beneficios en las próximas dos décadas.

El reconocimiento de este retraso y de este aumento en el presupuesto viene dado por la publicación en el periódico Financial Times Deutschland el 10 de octubre de un informe del Gobierno Alemán, por el que Bruselas reconocía que el proyecto no sería operativo hasta mínimo 2017 y costaría de 1,5 a 1,7 mil millones de euros más. Asimismo, aseguraba que el proyecto no será rentable a largo plazo, con una pérdida anual de 750 millones de euros y 20 mil millones de euros en tasas durante los próximos 20 años.

El programa pertenece a la Comisión Europea desde septiembre de 2009, después de que la Agencia Espacial Europea (ESA) le cediera el control. Desde entonces, las beneficiadas han sido empresas de Alemania, Francia e Italia: han conseguido, respectivamente, la construcción de 14 de los 30 satélites, desarrollar el plan para su lanzamiento y los servicios de soporte, con un desembolso total de más de 1.000 millones de euros.

Entre las ventajas que se podrán disfrutar una vez que GALILEO esté operativo, destacan la mejora en el transporte marítimo, terrestre y aéreo; el uso de los localizadores en bienes, personas y mascotas desaparecidas; y un aumento en la velocidad de actuación en situaciones de desastre.

Radiografía de Galileo

GALILEO puede localizar un objetivo en cualquier parte del mundo con un margen de error de un metro en un 95 por ciento de los casos. Está formado por 30 satélites que cubren toda la superficie de la Tierra y cuenta con un presupuesto total de más de 3,4 mil millones de euros.

Las continuas relaciones entre los actuales servidores de posicionamiento tienen como resultado la compatibilidad de todos los sistemas, para que cualquier usuario pueda tener acceso al mejor servicio en cualquier parte del mundo.

Durante los años 70 la Unión Europea ya reflexionó sobre la necesidad de un sistema europeo de navegación, pero las divergencias entre los miembros hicieron imposible tomar una decisión de gran carácter estratégico. Mientras el sistema estadounidense (GPS) se desarrollaba, en 1994 Europa ofreció como complemento el sistema EGNOS (ahora disponible) que en esencia aumentaba la señal norteamericana. En 1999 los avances en la mejora del sistema EGNOS siguieron dejando al descubierto la dependencia europea y, por fin, en 2002, en la Cumbre de Barcelona, nace el proyecto GALILEO.

A partir de esta fecha, los continuos retrasos en su puesta en marcha y los aumentos en el presupuesto no han hecho más que empeorar la imagen de GALILEO y , por ende, de la Unión Europea.

Desde el principio de su andadura, el sistema Galileo ha tenido varios países reacios, como Alemania, Holanda, Suecia y Dinamarca, por su alto coste y su inviabilidad, y el Reino Unido, siempre al lado de Estados Unidos, complaciente con el sistema GPS.

GALILEO, el guardaespaldas europeo

Este proyecto se enmarca en el plan europeo para robar el liderazgo del GPS de la CIA en el Viejo Continente. Y no sólo para alcanzar una autonomía tecnológica sino también para evitar futuros escenarios que pueden dejar al desnudo la dependencia de Europa, tales como cortes en el suministro de señal por ataques terroristas o imposiciones políticas. La ventaja comparativa de GALILEO, su carácter civil frente al militar del GPS.

La relación con Estados Unidos en estos primeros años de vida del GALILEO ha sido, cuanto menos, turbulenta. El mayor punto de desencuentro, resuelto a favor de Estados Unidos, fue el uso por parte de GALILEO de una señal colindante. Muchos misiles utilizan los sistemas de posicionamiento global para guiarse, y bloquear las ondas europeas habría significado bloquear las propias del GPS, inhabilitando sus propias armas. Finalmente, GALILEO tuvo que cambiar de frecuencia.

Por ello, la Comisión ha abierto otros planes de cooperación, entre los que otros sistemas como el sistema ruso GLONASS o el chino BEIDOU --los cuales ya mantiene relación con terceros países, como la India—o zonas geográficas sin navegadores, como África.