Mientras la esfera política global pospone su compromiso frente al cambio climático, como ha quedado patente tras los resultados de la última Cumbre de Naciones Unidas en Durban (Sudáfrica), muchas empresas están decididas a seguir adelante, gestionando sus emisiones, desarrollando soluciones bajas en carbono e invirtiendo en tecnologías que permitan disminuir el CO2 asociado a la generación de energía.
Es el caso de las 16 compañías que han participado en el último Estudio de Opinión del Grupo de Trabajo de Energía y Cambio Climático de Fundación Entorno-BCSD España bajo el título «Cómo convertir la huella de carbono en un activo de mercado».
En el documento, expertos de las empresas CEMEX, COSENTINO, FYM ITALCEMENTI GROUP, INDRA, MICHELIN, GAMESA, ENCE, HOLCIM, ELCOGAS, CONSUM, METRO DE MADRID, ENDESA, RED ELECTRICA DE ESPAÑA, OHL, ROCA y SOLVAY debaten sobre la agenda política, empresarial y ciudadana para conseguir que el propio mercado depure responsabilidades frente al cambio climático.
En cuanto a la agenda política, su opinión es que no debería centrarse solamente en conseguir un acuerdo global para la reducción de emisiones, sino «en la necesidad de cambiar las normas que rijan el comercio internacional». Según los expertos que han participado, poner precio al carbono «es una de las medidas más efectivas para que el mercado valore y confíe en productos y servicios bajos en carbono». El propio documento analiza algunas de las políticas públicas más efectivas en este ámbito ya probadas en algunos países.
Sin embargo, señalan, «movilizar al comercio internacional, se topa con la falta de rigor y comparabilidad de la multitud de estándares, metodologías e iniciativas para el cálculo de la huella de carbono». En este sentido, se espera que las propuestas de armonización por parte de la International Organization for Standardization (ISO) y la Comisión Europea vean la luz en 2012.
Otro reto que según las empresas participantes urge acometer es la implicación ciudadana en la lucha contra el cambio climático. Los expertos destacan que «no contar con una sociedad dispuesta a actuar hace difícil que las empresas puedan influir en las decisiones de compra».
A su juicio, la receta pasaría por trabajar para que «menores emisiones» se traduzcan en «ahorros económicos», para que los productos bajos en carbono sean más fáciles de encontrar y usar y para que luchar contra el cambio climático se convierta en una tendencia altamente reconocida por la sociedad».
«Si el mercado valorase y confiase en productos y servicios bajos en carbono el cambio sería imparable», apuntan. Sin embargo, «serán necesarias decisiones firmes en materia de regulación, mercados y hábitos de consumo que se han de tomar hoy mismo», concluyen.