François Hollande ha dado el paso que no hicieron ni François Mitterrand, con las leyes de descentralización de 1982, ni Jacques Chirac con la consagración constitucional de las regiones de 2003. En Francia existen actualmente 22 regiones y se reducirán a 14 «con el fin de reforzarlas».
Según Hollande estos cambios se deben a que «nuestra organización territorial ha envejecido» pero también se han producido otros cambios como «los medios de comunicación, el cambio económico, y estilos de vida que borran los límites administrativos». En el artículo publicado en la prensa regional explica que otra de las motivaciones de esta reforma territorial es que «tenemos que abordar las preocupaciones de los ciudadanos que viven lejos de los centros más dinámicos y temen ser abandonados por el Estado en las zonas rurales y en las zonas populares».
El nuevo mapa regional del Estado francés diseñado por Hollande prevé varias fusiones: la Alta Normandía con la Baja Normandía; Picardía con Champagne-Ardenne; Lorena con Alsacia; Poitou Charentes con Lemosín y con Centro; Borgoña con Franco Condado; Auvernia con Ródano-Alpes; Midi-Pyrénées con Languedoc-Rosellón.
Hollande ha encargado a su primer ministro, Manel Valls, que desarrolle la legislación pertinente, con el objetivo de «tener regiones más fuertes en el terreno económico», pero partiendo del principio de que «debe preservar la unidad del país, la unidad de la nación, la unidad de la República», ha dicho. El proyecto de ley de la reforma del mapa regional se adoptará en el Consejo de Ministros el 18 de junio para su tramitación en el Senado y en la Asamblea Nacional en julio. Valls ha descartado cualquier referéndum por temor a que se convierta en un plebiscito contra Hollande, que tiene una popularidad del 3%, la más baja de toda la historia de Francia.
Otrtos países, principalmente del sur de la UE también están actualmente llevando a cabo un proceso de reforma de la administración territorial. El caso más notorio es el de Italia.