Para empezar, el salto de Le Pen padre tuvo lugar por una maniobra, de comunicación política obra de nuestro admirado y difunto, François Mitterrand, que telefoneó a la televisión pública, a sus jefes de entonces, para que le dieran amplia cobertura y lo entrevistaran. Entonces, el objetivo era restar votos a la derecha tradicional. Maquiavélico Mitterrand.
Pero hoy les explicaremos otro botón de esta nefasta, injusta, política informativa en un medio público actual. Nos referimos al uso de la palabra y la presencia de las distintos partidos en la cadena France 3 (considerada la más cercana al ciudadano), durante el período de la campaña electoral. Este recuento es obligatorio en países europeos democráticos, Francia o España, por ejemplo, para forzar un equilibrio político que resulta ser muy relativo al final; pero que siempre es mejor que su carencia total en los medios privados o en el resto del panorama mediático.
Pues bien, entre el 10 de febrero y el 21 de marzo, los dirigentes y activistas del Frente Nacional dispusieron hasta de un 29% del tiempo concedido al conjunto de las fuerzas políticas que concurrieron a las elecciones en la primera vuelta. Hasta un 48% en la semana anterior de la campaña.
Y como la ley obliga, los jefes de informativos de France 3 rectificaron para que al final todo quedara en un 17% para el FN. Pero los verdes no llegaron al 4 por ciento, el Partido de Izquierda de Jean-Luc Mélanchon tuvo un 4,85 %, los centristas de Unión de Demócratas Independientes, de Jean-Louis Borloo, 4,79%; nada de nada, cero, para los también centristas del excandidato presidencial François Bayrou; ni para el Nuevo Partido Anticapitalista, del también excandidato presidencial, Olivier Bensancenot; ni para los radicales. Los socialistas y la derecha clásica, la UMP, contaron respectivamente con un 33,84% y un 30,12% de tiempo de antena.
Pues bien, el apoyo al FN en la primera vuelta se concretó en un 4,7% de los votos en las poblaciones de más de un millar de habitantes.
El Sindicato de Periodistas de la CGT en la televisión pública, que ha publicado los datos, acusa a los directivos de France 3 (cadena pública): «Tienen una gran responsabilidad en los resultados y han optado por dejar de garantizar el equilibrio informativo. Ustedes traicionan, con desparpajo, la tarea informativa de los periodistas que cubren la campaña, que sí se preocupaban del equilibrio y la ética de sus reportajes. Desprecian a los ciudadanos y no les ofrecen una información que les permite tener claras sus opciones políticas. Desprecian el servicio público que deben a la ciudadanía, a los empleados de France Télévisions y a los espectadores que pagan el canon televisivo (impuesto que se paga en Francia para sostener la televisión pública)». Porque está claro que el tiempo concedido al FN fue absolutamente desproporcionado, si se tiene en cuenta su previa implantación municipal.
Sin embargo, a pesar de esa visibilidad forzada, estúpida, de los medios, el impacto del Frente Nacional ha sido más débil de lo que se pretende. Obtiene un 16,9% en las 244 poblaciones en las que estuvo en la segunda vuelta; pero no conquista nada más que nueve ciudades o pueblos con más de 10.000 habitantes.
Claramente, una parte de sus votantes de la primera vuelta volvieron a votar «útil» en la segunda. Utilizaron su voto para protestar, primero, parece que sin convicción; puesto que cambiaron el sentido de su papeleta en las urnas una semana después, en la segunda vuelta.
Y el FN bajó un porcentaje de 2,5% en la segunda vuelta. Sus listas fueron las únicas que bajaron entre la primera y la segunda vuelta en los lugares en los que se mantuvieron (en las demás, en la gran mayoría, habían sido eliminadas en la primera vuelta).
El Frente Nacional tiene ahora cuatro alcaldías en el norte que son: Hénin-Beaumont (cerca de Bélgica, 27.000 habitantes); Villers-Cotterêts (también cercana a Bélgica, 10.000 personas); Hayange (frontera de Luxemburgo, 16.000); y Mantes-la-Ville (cerca de París, 20.000).
En el sur, cerca o en la Costa Azul, el FN ha conquistado los municipios de: Fréjus (52.000 habitantes); Cogolin (11.000); Le Pontet (16.000); Beaucaire (cerca de Nimes, 16.000); y Béziers, su mayor conquista obra del indescriptible Robert Ménard (exReporteros Sin Fronteras), que no admite ser considerado del todo FN y que es la mayor conquista municipal (71.000 habitantes) de la fuerza dirigida por Marine Le Pen.
Eso suma 9 poblaciones de más de diez mil habitantes, todas entre París, bastante al norte, como saben, y Le Pontet, que está ya cerca del Mediterráneo. Francia tiene 540 pueblos o ciudades que superan ese censo mínimo. Eso supone que en poblaciones medias, apenas 239.000 personas tendrán un alcalde del Frente Nacional, en un país de unos 67 millones de habitantes. Cuando se habla de enorme, gran éxito, todo gira en torno al Frente Nacional, etcétera, pues resulta bastante cuestionable. Puede que algunos franceses se hayan vuelto locos o estén con razón muy enfadados con Hollande, pero el país no ha enloquecido de repente.
Desde luego, tampoco creo que todo el impacto mediático y político del FN se resuma en esas cifras; pero sí pienso que por lo menos dejan claro que no es para tanto. Y los medios, desgraciadamente, también los medios audiovisuales públicos, tienen una enorme responsabilidad en la influencia de Marine Le Pen y los suyos.
Incluso si los consideramos una fuerza «normal», es inaceptable desde varios puntos de vista. Se les concede una influencia muy por encima de lo que les corresponde. Y el mito interesado del «ataque contra el FN» en los medios, que relanza de vez en cuando la propia Marine Le Pen, es claramente une enorme mentira.