Los presidente de Francia, François Hollande, y de Irak, Fuad Masum inauguran este lunes la conferencia internacional sobre «paz y seguridad» en ese último país. Los representantes de unos 40 países se reunirán en la capital francesa para definir el papel que cada uno aportará a la coalición internacional dirigida de nuevo por Estados Unidos con el objetivo de «destruir» al Estado Islámico, que controla desde unos meses una parte del norte de Irak y del este de Siria.
La cumbre se celebra un día después del asesinato de un nuevo rehén, esta vez el británico David Haines, secuestrado por este grupo yihadista. Hace una semana decapitaron a los estadounidenses James Foley y Steven Sotloff, y amenazan con matar al cooperante británico Alan Henning.
Estados Unidos ha nombrado al general John Allen, experto en Afganistán e Irak, enviado especial para la coalición global. Washington asegura que el general «ayudará a construir y mantener la coalición para que pueda operar a través de múltiples líneas». Allen todavía no sabe con cuantos soldados y material contará para llevar a cabo su misión. Se espera que mañana en París, unos 20 países que participarán en la coalición antiterrorista especifiquen sus aportaciones económicas, militares y logísticas.
A pesar de reunirse 40 países, solo 25 participarán activamente en la coalición. El resto colaborará discretamente en el campo de la diplomacia, la asistencia militar, y la lucha contra las redes financieras del EI y el reclutamiento de nuevos militantes por parte de los yihadistas. La coalición ha rechazado la aportación de Irán y Siria.
En los últimos días el secretario de estado de EE.UU, John Kerry, ha visitado varios países del mundo árabe y ha recibido el compromiso de diez de ellos, entre ellos Arabia Saudí y Catar. Irán ha advertido que la coalición no debe atacar en Siria, ya que podria «prender otro fuego». Australia, que ha elevado el nivel de alerta por amenaza terrorista, ha confirmado su participación con el envío de 600 militares y al menos ocho aviones.
Estados Unidos, desplegará 1.600 asesores militares en Irak y Alemania y Francia armarán al ejército kurdo, Canadá desplegará decenas de militares, durante un mes y España no ha especificado su participación. Albania, Polonia, Dinamarca y Estonia también aportarán equipamiento militar. Los países de la Liga Árabe, también se han comprometido a luchar contra el terrorismo del EI a nivel político, ideológico y de seguridad.
¿Qué es el Estado Islámico?
Nacido en Irak en 2006 bajo el paraguas de Al Qaeda, ha tenido una fulgurante ascensión utilizando métodos brutales, defendiendo un islam intransigente y fascinando a miles de yihadistas, especialmente extranjeros. Para los expertos muchos extremistas musulmanes se sienten atraídos por su demostración de fuerza, con una estética hollywoodiense, que muestra decapitaciones, ejecuciones y conquista épica de nuevos territorios.
El Estado Islámico se ha presentado como el defensor de la minoría suní frente a los gobernantes chiíes, que tomaron el poder tras la invasión de Estados Unidos en 2003. Durante esos años ha protagonizado matanza de chiíes y ha sembrado el caos en Iraq mediante atentados con coches bomba, contra civiles y las fuerzas estadounidenses. Desde julio de 2011, hicieron un llamamiento a sus simpatizantes para combatir contra el régimen del alauita, Bachar al-Assad. En 2013 un grupo creó el Estado Islámico de Irak y el Levante, aunque con divisiones internas, que explotaron en 2014, y que provocó 6.000 muertos en los dos países. En junio de 2014, el Abou Bakr al-Baghdadi proclamó el califato, que ocupa un 25% de Siria (45.000 km2) y el 40% de Irak (170.000 kim2), con la ciudad siria de Raqqa como capital. Entre ambos países supone una extensión similar al Reino Unido, aunque gran parte del territorio es desierto.
Algunos de sus líderes militares tienen una gran experiencia en acciones bélicas, ya que son ex militares de Sadam Husein. Se calcula que tiene unos 30.000 combatientes, según la CIA, de los que 15.000 son extranjeros, unos 2.000 de ellos occidentales. Las cifras que se ofrecen son diversas y el Observatorio sirio de Derechos Humanos, aumenta la cifra a 50.000, de los que 20.000 serían extranjeros, principalmente de países del Golfo, Chechenia, Libia, Europa e incluso China.
También son importantes sus fuentes de financiación, donde solo un 5% procede del exterior, según los expertos. La extorsión, los impuestos en las zonas que controlan, el contrabando de petróleo y el asalto a los bancos son su más importante fuente de ingresos. Solo en el asalto al banco de Mosul consiguieron unos 400 millones de dólares.
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