Era previsible que la votación no sería contraria a Juncker. Se necesitaban al menos dos tercios del pleno. En el debate que tuvo lugar el lunes, la mayoría de grupos parlamentarios aseguraron que apoyaban al presidente de la Comisión, sabedores de que apoyar la moción sería aliarse con los euroscépticos. Por otra parte, la creación de un nuevo Ejecutivo provocaría inestabilidad en momentos de crecimiento débil y con un plan de inversión de 315.000 millones en ciernes que el luxemburgués ha presentado esta semana.
El caso 'Luxleaks', aireado tan sólo una semana más tarde de que Juncker tomara posesión de su cargo, ha embarrado la imagen del luxemburgués que fue primer ministro del Gran Ducado durante dieciocho años, cargo que compatibilizó con el de Ministro de finanzas desde 1989. A tenor de las informaciones publicadas en varios diarios internacionales, grandes compañías como Ikea, Deutsche Bank, Amazon, Apple, o Pepsi, así hasta 340, se beneficiaron de un régimen fiscal en el que sólo pagaban poco más de un simbólico 1% durante 2008 y 2010. En una época en que las normas de austeridad acuciaban a los ciudadanos.
Los grupos políticos han pedido esta semana una revisión de la normativa o una comisión de investigación sobre el caso, pero ninguno se ha mostrado a favor de unirse a los eurófobos, algunos como la Izquierda europea más por ideología que por convicción. El grupo liderado por la alemana Gabi Zimmer se adelantó a los euroscépticos para pedir una moción, pero no obtuvo suficientes apoyos.
Juncker explicó que él era «el responsable político» del caso, pero aseguró que los problemas fiscales afectan hasta a 22 Estados miembros, y que es «un asunto europeo». Por ello, ha asegurado que la evasión fiscal formará parte de su mandato y luchará contra ella. A pesar de que cuando fue primer ministro del Gran Ducado no impulsó ningún cambio en el país, por ello las prácticas de 'tax ruling' no se consideran ilegales porque no incumplían la normativa luxemburguesa.