ASUNCIÓN,(IPS) - El Senado de Paraguay destituyó el pasado viernes al presidente Fernando Lugo, tras un juicio político de unas horas, en una decisión que se amparó formalmente en la constitución del país, pero que abre una crisis institucional en su débil democracia y recibe el rechazo de América Latina.
Lugo acató el fallo del Senado, que actuó como tribunal inapelable, mientras que el Congreso designó para sustituirle al vicepresidente Federico Franco, quien debe completar el periodo constitucional de Lugo, que concluye en agosto de 2013.
El Senado desoyó las exhortaciones provenientes de las capitales americanas, desde Washington a Buenos Aires, para que el proceso tuviera garantías para la defensa y el debido proceso. Ni siquiera la presencia de una misión de de cancilleres de Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) logró aplazar el juicio o enlentecer el proceso.
Mientras cientos de manifestantes rechazaban en las calles la destitución de Lugo, exobispo católico de 61 años y de la izquierda moderada, la Unasur estudiaba la noche del viernes el desconocido gobierno de Franco.
Miembros de la misión del canciller calificaron el jucio de golpe de Estado y varios países han dicho que no reconocerán a Franco.
América Latina se enfrenta a una nueva crisis institucional, después de la que se desató en junio de 2009 en Honduras, con la detención y expulsión del país del presidente Manuel Zelaya, en un golpe cívico militar en el que participó el Congreso legislativo.
Tras conocer la decisión, Lugo dijo en un mensaje público «salgo por la puerta grande», después de haberse convertido en 2008 en el político que rompió la hegemonía de 61 años en el poder del Partido Colorado, al frente de un proyecto de inclusión social, en uno de los países del mundo con mayor desigualdad. «Fernando Lugo no responde a clases políticas, ni a la mafia ni al narcotráfico, este ciudadano no es turbio», señaló, después de no acudir al juicio que le siguió el Senado a petición de los diputados, por «mal desempeño de sus funciones».
Votaron por su destitución 39 senadores, cuatro lo hicieron en contra y dos estuvieron ausentes. De inmediato, se tomó juramento como nuevo jefe del Estado el vicepresidente Federico Franco, del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), que hasta un sorprendente cambio hace escasos días, era el principal respaldo parlamentario de Lugo. Ahora alcanza el poder, aunque de forma provisional y polémica, por primera vez en 70 años de vida. «Hoy, en el Paraguay, mediante un mecanismo constitucional se da la alternancia», dijo Franco tras su juramento y prometió a la comunidad internacional el respeto sin restricciones de las leyes y tratados internacionales.
Ha anunciado medidas a favor de la reforma agraria y prometido justicia para el caso de la muerte de 11 campesinos y seis policías en un enfrentamiento el día 15, durante un desalojo en una hacienda del municipio de Curuguaty, al norte del país. Ese fue el caso utilizado por los diputados, el jueves 21, para convertirse en acusadores del presidente y abrir el juicio político. La mayoría opositora parlamentaria liderada por el partido Colorado, junto al UNACE y Patria Querida, logró el apoyo del PLRA para el juicio político a nueve meses de las elecciones generales.
Fernando Lugo ganó las elecciones en abril de 2008, respaldado por una alianza entre partidos y movimientos políticos de izquierda junto al PLRA.
Para el analista Alfredo Boccia, este escenario benefició en forma directa a Federico Franco, obviamente, pero perjudica al país porque lo deja en un clima de profunda incertidumbre. «A Franco no le será fácil gobernar, porque no va a tener legitimidad», nos dijo. En este sentido recordó el caso de Honduras y el impacto en su economía. «Cuando lo sacaron a Zelaya de una forma muy parecida, la economía fue seriamente perjudicada. Y eso mismo puede pasar en Paraguay», indicó.
Por su parte, el analista Bernardino Cano Radil, cercano al Partido Colorado, nos dice que no hay cambio de gobierno, hay cambio de presidente. «El PLRA es parte del gobierno de Lugo, ganó con los mismos votos», indicó.
La salida de Lugo es producto de un acuerdo entre los dos partidos tradicionales e históricamente antagónicos, el PLRA y el Colorado. «Lo que se espera a partir de ahora es que Franco tenga la sensatez de entender que es un presidente provisorio», apuntó Cano, que se espera que garantice la seguridad, el respeto a la constitución nacional y las próximas elecciones.
En su mensaje de asunción, Franco prometió entregar la banda presidencial a un presidente electo, el 15 de agosto de 2013.