Ha sido un año azaroso para todos y para el Tratado de Lisboa también. Su aplicación práctica está siendo lenta. Además la crisis griega estalló cuando todavía no había hecho más que comenzar el año y se tuvo que crear apresuradamente un mecanismo de rescate que Alemania ha pedido que se haga permanente, para ello hay que modificar el tratado de Lisboa de forma «limitada». El tema económico es complicado, el Tratado mantiene la idea de que cada Estado debe ser responsable de sus finanzas y eso en estos momentos es difícil, muchos de los Estados miembros se deben estar preguntando: Finanzas... ¿Qué finanzas?
El futuro del euro está en entredicho, el Servicio Exterior, que ha entrado en funcionamiento esta semana, está a medio montar y la Unión Europea no habla con una sola voz al mundo, más bien tiene muchas dificultades para hacerse oir entre la algarabía general.