El 20 de noviembre de 1998 un lanzador ruso Protón despegaba desde el centro espacial de Baikonur, Kazajstán, para poner en órbita a Zarya, el primer componente de la Estación. Tres semanas más tarde, el 4 de diciembre, el Transbordador Espacial partía con el segundo módulo del complejo, Unity, que se acoplaría con Zarya el día 6 de diciembre.
La primera tripulación en habitar la Estación, la Expedición 1, llegó el 2 de noviembre del año 2000. Desde entonces el complejo orbital ha estado ocupado de forma ininterrumpida, marcando un récord en la presencia del ser humano en el espacio y constituyendo el único laboratorio permanente en condiciones de microgravedad.
La Estación se expandió en el año 2007 con la instalación del módulo Harmony, construido en Italia. Un año más tarde se añadieron los laboratorios Columbus (ESA) y Kibo (Japón).
Desde la instalación de Columbus se han llevado a cabo más de 110 experimentos dirigidos por la ESA en su interior, involucrando a unos 500 científicos y cubriendo áreas como la dinámica de fluidos, las ciencias de los materiales, la física de la radiación, el Sol, el cuerpo humano, la biología o la astrobiología.
La Estación es mucho más que un laboratorio y que un observatorio – también es un puerto espacial internacional en el que atracan naves como las rusas Soyuz y Progress, la japonesa HTV, naves comerciales como Dragon y Cygnus, y los Vehículos Automatizados de Transferencia (ATV) europeos.
La ESA ya ha enviado cuatro ATVs cargados de suministros y experimentos para reabastecer el complejo orbital. El quinto,Georges Lemaître, partirá el año que viene.
Contando la tripulación actual, que es la expedición 38, 211 personas han visitado y trabajado en la Estación Espacial en 352 misiones. Los astronautas europeos de Alemania, Bélgica, España, Francia, Italia, Países Bajos y Suecia se reunieron en órbita con rusos, estadounidenses, canadienses, japoneses y muchos otros para expandir las fronteras de la exploración humana.
La Estación Espacial Internacional constituye un laboratorio orbital completo para la investigación y el desarrollo tecnológico, y también se utiliza para probar sistemas y protocolos de operaciones que se implementarán en futuras misiones espaciales. Todas estas actividades permiten conocer datos que no se podrían obtener en nuestro planeta.